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Circuitos
Toyota y Alonso: un caso extremo de simbiosis.
El español Fernando Alonso participará este fin de semana en la 86 edición de las 24 horas de Le Mans, segunda prueba puntuable para el mundial de resistencia (WEC), a los mandos de un Toyota TS050 Hybrid, con el buscará romper el maleficio que persigue al equipo japonés en esta prueba, porque ha tenido cerca la victoria pero nunca la ha ganado.

 Álex Santos (Le Mans, Francia) - Publicado el 13/junio/18
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La carrera, que arrancarán a las 15:00 horas (13:00 GMT) el sábado, con banderazo de salida por parte de Rafael Nadal, contará con sesenta coches repartidos en cuatro categorías, siendo la LMP1 la más espectacular, donde está inscrito el prototipo número 8 de Fernando Alonso. En ésta, Toyota es el único equipo oficial de una marca y alineará a dos vehículos híbridos. Los dos prototipos nipones competirán con otros ochos en la misma categoría.

En la LPM2, también de prototipos, pero de menor coste y con alineación de pilotos profesionales y aficionados, estarán en el Circuito de La Sarthe (13.629 metros de longitud) veinte coches más.

En las dos otras categorías, la de Gran Turismo, hay diecisiete inscrito en la clase LMGTE-Pro, para profesionales (estarán los españoles Antonio García y Miguel Molina), y trece en la clase LMGTE-Am, para aficionados.

La prueba por antonomasia del automovilismo se viste de gala nuevamente para albergar este año la segunda prueba del mundial de resistencia, después de haberse inaugurado éste en el primer fin de semana de mayo en el circuito de Spa, donde el equipo de Alonso arrancó en el certamen con una victoria, que espera que tenga continuidad este fin de semana al sur de París, para romper con una dinámica que arrastra Toyota en Francia sin parangón alguno.

De hecho, el relato de Toyota en las última ediciones de Le Mans da para escribir libros sobre cómo tocar con la punta de los dedos la gloria y de sopetón caer en la desgracia más absoluta. A pesar de que en la edición del año pasado los Toyota cuajaron una desastrosa actuación, con dos abandonos y un tercer coche fuera del cajón, a pesar de haber dominado la carrera durante nueve horas, la del 2016 sigue siendo el referente de la calamidad, cuando el coche nipón que estaba a punto de subir a lo alto del podio se paró justo a falta de una vuelta.

Para romper con el pasado y buscar el primer triunfo en Le Mans, Toyota dispondrá de dos coches que competirán en la categoría reina, la Le Mans Prototipo 1 (LMP1). En el primer de ellos, Fernando Alonso tendrá como compañeros al suizo Sébastien Buemi, expiloto de F1 en el equipo Toro Rosso, y al japonés Kazuki Nakajima. La otra alineación del equipo Toyota Gazoo Racing Toyota TS050 Hybrid es la formada por el argentino José María `Pechito` López, el británico Mike Conway y el japonés Kamui Kobayashi, también expiloto de F1 con el equipo Toyota.

Si sucede como en Spa, en el caso de que los dos Toyota lleguen como primero y segundo en el tramo final de la carretera en Le Mans, todo apunta que tras la última parada el segundo no le echará un pulso al primeros. Así sucedió en Spa, cuando el equipo Toyota Gazoo Racing evitó cualquier incidencias y dio órdenes de que no hubiese presión del segundo al primero.

Los principales rivales de los Toyota, que este año no tendrán enfrente a los temidos Audi (doce veces ganador en Le Mans) ni Porsche (19 veces; las tres últimas ediciones), serán los dos coches que alineará también en la LMP1 el equipo Rebellion Racing, con el alemán André Lotterer, el suizo Neel Jani y el brasileño Bruno Senna, mientras en el otro coche estarán el francés Thomas Laurent, el suizo Mathias Beche y el estadounidense Gustavo Menezes.

Después de la carrera de Spa, los rivales de Toyota se quejaron de la gran diferencia entre los coches japoneses y el resto, mientras que tras los ensayos en Le Mans del primer fin de semana de junio, las distancias no parecen estar tan lejos, aunque se verá después de cómo se ajusta a equivalencia tecnológica entre los coches no híbridos y los Toyota.

La aventura de Alonso en la resistencia, quien quiere emular la gloria alcanzada en el 2009 por el único español que ha ganado en Le Mans (Marc Gené, Peugeot), vivirá desde las 15:00 horas del sábado, hasta la misma hora el domingo, su segundo capítulo este año, después de haberse estrenado en Spa, donde subió a lo alto del podio, una sensación que no experimentaba desde el 2013, cuando con Ferrari ganó su última carrera, cuando compitió en el GP de España, en el Circuit Barcelona-Catalunya.

Cinco años sin subir el podio, y tras una travesía por el desierto en la F1, han llevado al piloto español, bicampeón del mundo de F1 en los años 2005 y 2006 con Reanult a probar otros escenarios. El año pasado, de la mano de McLaren, ya se subió a un bólido para probar en las 500 millas de Indianápolis, mientras que este año, con un Ligier en la categoría LMP2, con el que el triunfo no entraba en sus opciones, sino adquirir experiencia, estuvo en las 24 horas de Daytona.

Todo este bagaje le ha servido para entrar en el mundial de resistencia con el Toyota de la mejor forma, ya que en su debut ganó en Spa y ahora a las puertas de las 24 horas Le Mans, el asturiano parece ya haber adquirido mucha experiencias, además de los ensayos en los que participó en La Sarthe antes del GP de Canadá, para afrontar una carrera en Francia que está entre los objetivos que ha perseguido desde hace años.

Para el asturiano, el viaje a Le Mans le va a sacar de la rutina y aburrimiento en la que se siente ahora mismo a los mandos del McLaren, con el que en Canadá volvió a moverse en tierra de nadie hasta que el bólido se le averió. Con 32 puntos en siete carreras, Alonso acabó retirado la semana pasada en Canadá por segunda vez de forma consecutiva esta temporada, tras haber enlazado cinco grandes premios seguidos acabando la carrera y puntuando.

La aventura de Alonso fuera de la Fórmula 1 que vivirá este fin de semana en Le Mans seguro que le colmará, y más si alcanza el triunfo, ya que el español nunca ha escondido que Le Mans resulta para él como llegar a El Dorado. De hecho, Le Mans, junto a las 500 Indy y el GP de Mónaco conforma la Triple Corona que el asturiana también anhela. Solo un piloto la ha conseguido: Graham Hill.

Pero, a pesar de contar con un coche competitivo, un cohete como el mismo lo ha definido, La Mans pone a todo el mundo en su sitio, y Toyota más que ninguna otra marca sabe con qué crueldad se la juega a las escuderías que no saben combinar a la perfección la velocidad, la fiabilidad y la eficacia.

El año pasado, Toyota se quedó con la `pole`, pero perdió a dos coches en la carrera y el tercero ni entró en el podio. Una edición antes, en el 2016, no llegaba como favorito, pero encaraba líder la penúltima vuelta hasta que el coche que pilotaba entonces Kazuki Nakajima se paró en seco. El drama y la miseria lo resumió el equipo al finalizar la carrera con este mensaje: "Heartbroken".

Toyota se ha traído este año a Alonso para que tras aquel momento descorazonador, que rompió el corazón a todos, excepto a Porsche, restituya el honor de un equipo que desde 1985 que puso por primera vez en las 24 hora de Le Mans, no ha subido aún a lo alto del cajón.

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