Prueba del Nissan Juke 1.6.  Ampliar fotografía

Desde la presentación del prototipo Kazana hace algo más de un año, el proyecto de SUV ó Crossover pequeño de Nissan no ha pasado desapercibido. El éxito mundial del Qashqai ha hecho que los fabricantes dirijan sus miradas a los centros de diseño y desarrollo de producto de Nissan. Son muchos los que se han atrevido a lanzar productos diferentes, innovadores, pero pocos los que han triunfado. Si exceptuamos marcas elitistas con productos de ventas exiguas (p.e. el BMW X6), Peugeot y el 3008 es un buen ejemplo de idea que no cuaja entre el público. El concepto de Peugeot fue similar al que ahora presenta Nissan, es decir, tomar un compacto, elevarlo de línea de cintura y suspensiones y hacerlo parecer un SUV. Lo que a Peugeot no le funcionó, estamos seguros que a Nissan sí. El Juke nos ha encantado.

Hablar de diseño, aspecto exterior o formas del Juke es todo un atrevimiento. Es tan original que estamos convencidos que tendrá fanáticos apasionados por su diseño y acérrimos detractores. La parte delantera es la más atrevida, sin duda. Cuenta con ópticas en tres planos diferentes, desde el inferior con los antiniebla al superior sobre el capó, pasando por la intermedia con las luces de cruce y carretera. Las superiores, con forma de cuña pronunciada, únicamente acogen las luces de día y las de intermitencia, al contrario de lo que suele suceder. Su posición recuerda a un cocodrilo cuando está sumergido en el agua y asoma sobre la superficie únicamente sus ojos. El resultado puede gustar o no, aunque adelanto que visto en vivo es muy atractivo, al menos para mi gusto.

Una parrilla que ocupa todo el ancho del Juke completa un frontal único, muy exclusivo.

La vista lateral no es menos atractiva, con una línea de cintura muy alta, de escasa superficie acristalada y algo que siempre suele ser atractivo: unos voladizos muy cortos. El Juke parece decir “me muevo”, por la fuerte inclinación hacia delante que sugiere el conjunto; parece un atleta en la carrera de 100 metros lisos que espera el pistoletazo de salida, con la característica posición inclinada y piernas flexionadas para, en cualquier momento, salir catapultado hacia delante.

La trasera está caracterizada por el protagonismo que adoptan las ópticas, en forma de boomerang. Los pasos de rueda, muy anchos y destacados, son otros de los grandes actores del Juke, ayudando éstos a dar la sensación de coche robusto y como diciendo “aquí estoy”. Si tuviéramos que elegir entre definirlo como un todoterreno o como un deportivo coupé, sin otra elección posible, no nos quedaría más remedio que escoger la segunda opción.

En el interior, Nissan ha sabido resolver bien la papeleta a pesar de uno de sus hándicaps, como es la anchura disponible a la altura de los hombros. Las atrevidas formas, tipo coupé con cintura ancha y zona acristalada más estrecha, pasa factura en términos de habitabilidad. Bien es cierto que el Juke es más pequeño que la mayoría de compactos y ligeramente mayor que los utilitarios medios, aunque a primera vista parezca mayor de lo que realmente es.

La calidad de los acabados es notable, por encima de lo que la sencillez de ciertas formas puede hacer creer. No hay desajustes entre piezas, ruidos o zonas de fácil deformación que den una mala puntuación en este sentido; todo lo contrario. La agradable sensación de solidez que rodea al conductor sitúa al Juke al nivel de los mejores compactos en este sentido.

Con formas geométricas absolutamente iguales en el lado izquierdo que derecho, la extensión de la columna central y que aloja la palanca de cambios, freno de mano y algunos huecos portaobjetos toma protagonismos. Hace recordar las formas de una moto, dónde la zona de la palanca de cambios se abulta como si fuera el depósito de una “dos ruedas”.

Por destacar algo, nos ha gustado muchísimo el tacto, formas y tamaño del volante. El cuero con el que está forrado tiene un tacto magnífico. La instrumentación, muy sencilla, se complementa con el display central que informa de la temperatura del agua, nivel de aceite y distancias. Un pequeño ordenador en el centro del salpicadero suma algunos datos más del viaje como el consumo medio, el grado de conducción económica que hemos practicado y algunos detalles más. Es el mismo ordenador que hace las funciones de climatizador, y que pulsando un botón alterna la información entre las funciones de climatización y las del viaje.

El Juke dispone de la opción que se denomina D-Mode, que permite elegir entre tres tipos de conducción: normal, sport y eco. La diferencia entre ambas no es abismal, pero sí perceptible. De los parámetros en los que influye escoger uno u otro (respuesta del acelerador, disponibilidad del par, asistencia de la dirección y modo de funcionamiento del compresor del aire acondicionado), el que nos ha parecido más receptivo es el relativo al pedal del acelerador. En el modo ECO la respuesta inicial es más pausada, siendo necesaria una pisada más decidida para lograr una aceleración notable. De esta forma se favorece una conducción económica. Es cierto que los ajustes que se varían tanto en la dirección (más o menos asistida) como en el climatizador (funciona siempre o únicamente en retenciones) son menos perceptibles por el conductor, pero ahí están.

Llaman la atención los botones “inteligentes” del salpicadero, que en función de si queremos trabajar sobre el climatizador o sobre la dinámica de conducción, varían de color y serigrafía. ¡Curioso!

Diseñado para un cliente que en su mayoría no pasará de los 40 años y un uso casi exclusivo sobre asfalto, el Juke debe ofrecer cierta respuesta deportiva o, al menos, un tacto que se aleje lo más posible del concepto de vehículo todo terreno de suspensiones suaves y balanceos de carrocería intimidatorios. Gracias a la rigidez general del chasis y una óptima puesta a punto de las suspensiones, el nuevo vehículo de Nissan es casi inmejorable en este sentido.

Preciso de dirección, carente de todo tipo de vibraciones, un pedalier bien posicionado y una posición de conducción relativamente baja, el Juke es de esos vehículos que aporta confianza en pocos kilómetros. La única pega viene de que, a nuestro juicio, el conjunto mecánico no le favorece en absoluto y desmerece un conjunto que podría ser casi perfecto.

El motor atmosférico de 1.6 litros, pese a haber recibido importantes modificaciones, cuenta ya con muchos años a sus espaldas. Esto le aporta una fiabilidad que deberá estar más que garantizada, pero es muy flojo en su respuesta a bajo régimen. Tecnológicamente cuenta con elementos tan novedosos como la inyección dual (dos inyectores por cilindro), lo que en teoría mejora el consumo y aumenta la potencia. De hecho, el nuevo motor desarrolla una potencia de 117 CV (110 antes) y 158 Nm de par (un 3% más), mientras que el consumo homologado por el fabricante es de 5,9 litros a los 100 kilómetros.

Durante nuestra prueba, experimentamos un consumo muy superior al indicado por Nissan, que en un uso mixto de autopista, carretera y ciudad rondó los 8,5 litros de media. El principal causante de esta cifra bien podría ser la necesidad de llevar el motor a regímenes medios para lograr una respuesta ágil en la mayoría de situaciones. Sí que notamos que a partir de las 4.500 rpm y gracias al control variable de las válvulas, el motor ofrece una potencia más que suficiente para movernos son soltura incluso en carreteras de montaña, pero de esta forma la conducción se vuelve algo más estresante y el ruido en el habitáculo pasa de ser prácticamente desapercibido a algo molesto.

Las prestaciones netas no son malas, aunque tampoco son como para asustar a nadie. Logra una velocidad máxima de 178 km/h y acelera de 0 a 100 km/h en 11,1 segundos.

El tacto y guiado de la caja de cambios es otro de los aspectos que no nos convenció, aunque en este caso estamos seguros que era más por el nulo rodaje de la unidad de pruebas (tenía menos de 80 kilómetros cuando lo recogimos) que a un defecto propiamente dicho de ella. Los desarrollos son realmente cortos, especialmente las dos últimas relaciones, lo que merma ligeramente la calidad de los viajes por autopista al girar el motor a altos regímenes a poco que sobrepasemos los 100 km/h.

En resumen, la dinámica del Juke es excepcional por calidad y puesta a punto del chasis, suspensiones y dirección, aunque para terminar de rematar un conjunto irrenunciable es recomendable la opción de la variante diesel 1.5 dCi antes que éste de gasolina, máxime si tenemos en cuenta que la diferencia de precio no llega a 2.000 euros. Con el diesel la respuesta en baja será más contundente, la sonoridad en autopista sensiblemente inferior y el consumo igualmente mucho más bajo, a cambio de perder algo de calidad acústica en recorridos urbanos y arranques en frío.

El Juke también se puede adquirir con un potente motor 1.6 litros turboalimentado de nueva generación que ofrece 190 CV y unas prestaciones que ya le situarían al nivel de pequeños deportivos.

El nuevo Crossover de Nissan se presenta como un vehículo tremendamente recomendable, del que si te convence su diseño (insistimos en que las fotos no le hacen justicia) y lo pruebas, seguramente te harás con uno. Su atractivo precio completan un producto que estamos convencidos hará mucho daño a la pseudo-competencia, pues es de momento un vehículo único.

El sistema de comparativa de MotorCanario y ConcesionarioCanario nos ofrece como alternativas el Dacia Duster (más grande y claramente SUV), el Suzuki SX4 (muy próximo al Juke por planteamiento pero en absoluto similar por diseño) y el Toyota Urban Cruiser. Éste último quizás sea el que más se le parece, por poderse escoger con transmisiones 4x2 ó 4x4 y ser diseñados partiendo de la base de un utilitario y “elevarse” sus cotas. Sin embargo, el Toyota está pensado más como monovolumen compacto y, lo más importante, su escaso éxito comercial podría hacer que dejase de fabricarse en breve (un precio muy alto es su único hándicap).

El Juke cuenta con la ventaja sobre todos ellos de un diseño más fresco, juvenil y atrevido, una notable variedad de gama (1.6 atmosférico, 1.6 turbo y 1.5 dCi), versiones 4x2 y 4x4, amplio equipamiento y, especialmente, un precio de acceso rompedor por el equipamiento y calidad general que ofrece.

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