Prueba del Peugeot RCZ 1.6 THP 200: un deportivo de placeres.

Pruebas
Prueba del Peugeot RCZ 1.6 THP 200: un deportivo de placeres.

Fernando A. Marqués - Publicado el 31/05/11

Sin comentar

El Peugeot RCZ es casi un calco de aquel concepto que sorprendió en el Salón de Automóvil de Fráncfort en septiembre de 2007, el 308 RCZ.

A nadie dejó indiferente y tardo poco en cobrar vida comercial, una decisión que se anunció meses después, en el Salón de Ginebra, en marzo de 2008.

El parabrisas, el techo en negro y la luneta trasera sobretintada proporcionan una imagen visual continua, delimitada por dos arcos de aluminio.

Otro elemento visual poderoso es el capó envolvente fabricado en aluminio que engloba una parte de las aletas delanteras, lo que favorece una mayor marcado de la anchura del coche.

El diseño felino de la cara del RC, característico del universo Peugeot, la forma musculosa de los pasos de rueda, que guardan neumáticos de grandes dimensiones enrasados, los difusores o los pilotos traseros en color rojo rubí que iluminados simula la garra de un felino, marcas los rasgos básicos del deportivo.

La marca ha trabajado en la aerodinámica del RCZ, aunque su Cx no es de los mejores del segmento y ello a pesar de un alerón trasero retráctil que mejora la posición del coche sobre el asfalto a gran velocidad.

El alerón móvil tiene dos posiciones, una primera, que se logra a partir de 85 km/h con 19 grados de inclinación y una segunda a partir de 154 km/h con 34 grados. El ala se repliega cuando se baja de los 55 km/h y la segunda posición pasa a la primera cuando la velocidad es inferior a los 145 km/h.

No obstante, el conductor puede controlar manualmente la apertura del alerón con una tecla ubicada en la consola sobre el túnel central, al lado de la palanca de cambio.

La arquitectura del RCZ ha sido desarrollada sobre la plataforma 2 del grupo PSA, la misma utilizada para los modelos 308, 3008 y 5008, cuya característica principal, según el fabricante, es su gran rigidez, una condición básica para un deportivo que va a ser sometido a los esfuerzos originados por una conducción exigente con 200 caballos muy enérgicos.

Para mejorar la eficacia del bastidor, el centro de gravedad ha sido rebajado. La base es más baja en 23 milímetros respecto al 308 y el centro de gravedad ha caído 40 milímetros.

Y para incrementar las cualidades dinámicas, el RCZ es más ancho que este último que el 308. lo es 30 milímetros más, en general, pero 44 milímetros la 44 milímetros la vía delantera y 63 la trasera.

Para completar el trabajo en este capítulo, los ingenieros de Peugeot han elegido neumáticos de 235 en llantas de 18 pulgadas, con los que el RCZ ofrece una conducción precisa y se muestra bien anclado al asfalto.

El RCZ es un coche, que además de ser estéticamente muy pasional, desde la perspectiva dinámica es un deportivo de alto nivel, especialmente la versión sometida a prueba, equipada con el motor 1.6 turboalimentado de 200 caballos de potencia.

Este motor, desarrollo conjunto con BMW es, precisamente, una referencia obligada en la nueva era de los propulsores de gasolina, caracterizadas por haber sido rebajados en cilindrada, aumentados de prestaciones y dotados de respuestas similares a las de un diesel.

El motor permite obtener lo mejor del chasis del RCZ, por abajo y por arriba, ya que su sistema de alimentación por turbo de "twin scroll" tiene la peculiaridad de hacer una entrega de par similar a cómo la hace un motor diesel, en este caso 275 Nm en una rango de revoluciones entre 1.700 a 4.500 rpm, mientras la entrega de máxima potencia está entre las 5.500 a 6.800 revoluciones por minuto.

Estos datos se traducen a un comportamiento suave y elástico a bajos regímenes, ideal para el uso en ciudad y a diario, y explosivo en la zona de la entrega de potencia.

Si se quiere disfrutar de los márgenes deportivos del RCZ hay que hacerlo a partir de 5.500 revoluciones, una frontera en la que el RCZ se transforma en un coche que exige mucha atención por la rapidez con la que se desenvuelve.

En el motor se emplean las tecnologías más recientes, ya que, además del compresor de doble turbina, la alimentación es por inyección directa y elevación variable de las válvulas de admisión asociada al calado variable de los árboles de levas de admisión y escape.

Para hacer aún más deportivas las sensaciones de conducción del RCZ, el equipo de ingeniería de Peugeot ha trabajado en la puesta a punto de la acústica de escape con la tecnología Sound System, capaz de variar con una membrana vibradora en el cierre de admisión el sonido, en función del estado de aceleración, con un bajo nivel sonoro, por otra parte, cuando el coche rueda en velocidades normales de crucero.

En materia de seguridad, el RCZ equipa un control de tracción inteligente que permite arrancar y rodar sobre hielo, nieve o asfalto roto. Sobre estas superficies, el sistema adapta la programación permitiendo un mayor o menor deslizamiento de cada una de las dos ruedas delanteras.

Esta función está integrada en el ESP (de serie), en todos los coches equipados con una caja de cambios manual. El RCZ dispone, además, de la ayuda al arranque en cuesta (o Hill Assist), una función muy útil y confortable en ciudad.

Gracias a su comunicación permanente con el ESP, este sistema hace que el coche se mantenga frenado dos segundos una vez es soltado el del freno y cuando el vehículo se encuentra en una pendiente superior al 3%.

Puestos al volante, nos encontramos con una cabina de claro estilo Peugeot, con todo orientado hacia el conductor, a la que quizá le sobra algún cromado. El habitáculo se percibe muy ancho y confortable.

La posición al volante es cómoda y muy característica de la marca en los modelos más deportivos. Enseguida se encuentra la posición perfecta para una conducción extrema. El asiento, con contornos que sujetan bien el cuerpo, favorece la utilización más deportiva del RCZ. Los pedales están en una posición para hacer el puntera-tacón.

El motor nos muestra dos fases de comportamiento, la de utilización urbana, con una acústica de bajo nivel y reacciones suaves y progresivas, y la deportiva, en la que es necesario mantener el régimen por encima de las 5.000 vueltas. Aquí el motor ruge y anima a utilizar todo el nervio ofrecido.

En estos regímenes de utilización, el RCZ es muy rápido y exige del conductor sus mejores dotes. No es crítico, pero hay que estar atento, porque la naturalidad con la que entra y sale de cada curva anima a ir cada vez más rápido y encontrar el límite, que lo tiene.

Cuando llega este momento, el eje trasero se torna muy nervioso, pero avisa con tiempo al conductor para actuar sobre la dirección y el acelerador.

La anchura de las vías hacen que el coche se inscriba en cada curva con un aplomo que proporciona agradables sensaciones de seguridad. La frenada es una de las buenas facetas.

El RCZ es uno de esos coches que proporciona a su conductor las mejores sensaciones. Admite uso diario y la conducción más agresiva.

Otra buena cara del RCZ es el consumo. Es fácil lograr medias de 7 litros, una rareza cuando se trata de motores tan potentes. Es la nueva de los motores e combustión interna de pequeño tamaño y sobrealimentados.

Desde el punto de vista comercial, el RCZ no es un coche barato, pero tampoco exageradamente caro, con un gran aliciente en este momento, porque la marca regala un scooter de la marca de 125 c.c. conducible con licencia de turismo. Una oferta muy atractiva.

................................................................................................................................

COMENTARIOS

Aporta tu comentario

No hay comentarios, se tú el primero.

APORTAR TU COMENTARIO

Agradecemos que nos des tu punto de vista a cerca de este tema. Te rogamos, eso sí que seas respetuoso en todo momento tanto con quienes te leerán como con este sitio. Ten en cuenta que tu comentario deberá ser validado para su publicación y que podrá ser censurado por el administrador en cualquier momento.