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Hace ya 19 años desde que apareciera el primero de los Twingo en el mercado, un automóvil que triunfó gracias al gran aprovechamiento que hacía de sus compactas dimensiones (medía menos de 3,5 metros entonces). Su larga vida en plena forma da fe de lo avanzado de su concepto, además del hecho que la actual generacion (la segunda) incluso en el restyling que ahora nos ocupa, apenas ha variado en sus formas exteriores si nos fijamos bien. De hecho, la mayoría de sus competidores han optado por unas formas similares.

Como hemos adelantado, el nuevo Twingo sigue siendo la segunda generación del modelo que se lanzara en el 2007. De hecho, en el interior apenas se han realizado cambios de consideración, quedando estos encomendados a las líneas exteriores, así como a unos motores más modernos, aunque simplificados en únicamente dos variantes. Se trata de una versión de gasolina y otra diesel, aunque en breve llegará la versión deportiva, el Gordini de 133 CV ¡aúpa!

Si comenzamos analizando las líneas exteriores, nos daremos cuenta que ahora son algo más fluidas y lo más importante: hace un guiño a su primer modelo al diseñar redondos los faros antiniebla. Las ópticas principales subrayan el carácter dinámico y juvenil del Twingo, mientras el "rombo" es ahora prominente y sobre fondo negro, una característica que se hará extensiva a los nuevos modelos de Renault.

El lateral permanece prácticamente invariado, pero la trasera sí que se rediseña gracias a la división de las ópticas en dos elementos, una sobre el montante lateral y otra sobre el portón. De nuevo, las líneas algo más redondeadas aportan ese necesario toque de actualidad al pequeño de los Renault.

En otro gesto de acercamiento a la primera y exitosa generación, el Twingo ofrece la opción de equipar techo de lona eléctrico, un complemento al techo de cristal panorámico que también se puede pedir en opción.

La alta personalización que ofrece el nuevo Renault permite escoger entre numerosas llantas, molduras, pinturas, pegatinas, etc. En la marca francesa indican que ahora es posible tener "nuestro Twingo". Sin embargo, ello no es a base de complejos grados de equipamiento, sino de una acertada política de equipamiento único y complementado a base de paquetes de opciones.

En el interior apenas hay cambios, manteniéndose todo lo positivo conocido y, claro, también algún que otro detalle merecedor de un comentario. Es elogiable la elevada calidad de realización del salpicadero para el segmento que ocupa, algo que le sitúa en este aspecto, al menos, en línea con los mejores -aunque nos atreveríamos a decir como que es el mejor-. No hay piezas a la vista que cedan al tacto, que produzcan ruidos parásitos o que desmerezcan visualmente.

La ergonomía general es buena, con todos los mandos al alcance y con una visibilidad de los mismos también notable, aunque con matices. Apenas hay botones, aunque la falta de estos contrasta con la abundancia de acciones posibles que se pueden ejercer sobre los mandos satélites del volante. Por ello, y aunque el principio de accionamiento sea suave y preciso, no nos ha gustado que posea tantas irregularidades, lo que al final estropea lo que podría ser un tacto propio de berlinas premium. La aplicación de ciertos principios de ergonomía podrían terminar de rematar una experiencia táctil de primer nivel.

Y en el interior también nos encontramos con una característica propia de algunos modelos Renault, como es su puesto de conducción. A nosotros nos resultó algo complicado encontrar una posición confortable por la relación de distancia entre pedales, volante y asiento, algo que una elevada banqueta tampoco facilita. Quizás, con el simple hecho de ofrecer la opción de regulación del volante en distancia, se resolvería el problema para aquellos conductores que prefieren conducir algo más "estirados". Porque si adecuábamos el asiento a la distancia correcta para los pedales, llegar a la parte superior del volante exigía separar la espalda del respaldo del asiento, y al revés; si adecuábamos la distancia respecto al volante, el padalier nos quedaba muy cerca. Estamos convencidos que a una mayoría de conductores esto no será un hándicap, en particular para las tallas por debajo de la media pues encontrarán una posición de conducción apropiada.

Por lo demás todo son virtudes. Empezando por una habitabilidad que hace olvidarnos que estamos ante un vehículo del segmento A, más pequeño que los utilitarios del segmento B tipo Clio. Atrás, pese a estar homologado para sólo dos ocupantes, podría albergar perfectamente a dos adultos y un niño, en especial, porque el espacio para las piernas supera a la mayoría de modelos de un segmento incluso superior al del Twingo. En honor a la verdad, decir que con 369 milímetros de longitud, es el más largo de su segmento.

Con todo, el maletero mantiene unos más que razonables 230 litros, aunque si se escoge como opción la banqueta trasera dividida en dos asientos individuales, éste puede admitir entre 165 y 285 litros, según la posición de los mismos. Se trata de una más que recomendable opción pues permite modular al máximo el espacio interior disponible.

La unidad objeto de prueba se trata de la variante de gasolina, un motor de cuatro cilindros y 1.2 litros, cuya potencia máxima alcanza los 75 CV a 5.500 rpm, mientras el par máximo disponible es de 107 Nm a 4.250 rpm. Es el más potente de su categoría -en su rango de precio- y eso le otorga mucha ventaja en un uso por carretera, como veremos. No es el más económico, pero anda a la par respecto al resto de cuatro cilindros. Únicamente los modelos que emplean un motor de 3 cilindros son más económicos que este Twingo, pero a costa de perder calidad y agrado de funcionamiento.

Se trata de una mecánica voluntariosa, nada perezosa y que no es estridente en su uso. Al contrario, pese a la innata baja insonorización de la categoría, el sonido del motor no suele ser protagonista, salvo claro está nos lo propongamos a base de subirlo mucho de vueltas. Haciéndolo, gozaremos eso sí de unas prestaciones más que dignas en cualquier escenario y, en general, ligeramente mejores que la mayoría de sus contrincantes. Alcanza el límite legal por autopista con una facilidad pasmosa, incluso cuesta arriba.

En carretera, este Twingo se desenvuelve con una calidad asombrosa, pues ofrece un extraordinario equilibrio de suspensiones que aún no hemos encontrado en otros modelos similares. No es ni blanda ni dura, perfecta para el día a día. Es de esos coches que absorbe perfectamente las irregularidades del terreno pero que, a la hora de tomar curvas a buen ritmo, mantiene aquilatadas las oscilaciones de la carrocería. Como buen Renault, echamos en falta una mayor comunicación entre asfalto y volante... pero es algo que en la casa francesa no parecen estar dispuestos a cambiar. Nada que objetar -por cierto- al tacto que ofrece el pedalier y la palanca de cambios.

Seguro y aplomado, en autopista y carretera este nuevo Renault permite viajar cientos de kilómetros sin que nos demos cuenta de que estamos conduciendo un modelo de menos de 3,7 metros. Además, si somos respetuosos con los límites de velocidad y consecuentes en nuestra conducción, obtendremos unos consumos en estas condiciones ligeramente por debajo de la barrera de los cinco litros.

Pero el Twingo no sólo debe mostrar buenas maneras en vías amplias y rápidas, sino fundamentalmente en ciudad, terreno para el que inicialmente se ha diseñado. Una excelente visibilidad en todos los ángulos permite empezar el análisis en este terreno con muchos puntos a su favor. Luego, la rapidez de respuesta del motor y la suficiente fuerza que muestra para salir de semáforos sin necesidad de acelerar por encima de las 1.200 rpm, hace que callejear con él sea todo un placer. El suave manejo de la palanca de cambios invita a manejarla constantemente, mientras escuchamos música en un sistema de sonido de muy buena calidad para tratarse de un equipo de serie y en un segmento como éste.

Quizás la climatización sea algo más perezosa de lo deseable, especialmente en modo calefacción, un mal que afecta a la mayoría de modelos con motores de escasa cilindrada por su bajo poder calefactor en los kilómetros iniciales.

En nuestra prueba, obtuvimos según el ordenador de a bordo un consumo promedio de 5,4 litros, siendo en torno al 50% de la misma en recorrido urbano. Una cifra que no está nada mal. Por cierto, ya que hablamos del ordenador de a bordo, una prestación que nos resultó muy útil fue la que indica el número de litros consumidos desde un momento determinado. No deja de resultar mucho más "mundano" que nos indiquen cuánto hemos consumido en litros que cuánto hemos consumido en promedio por cada 100 kilómetros (conduzcamos más o menos) ¡Me lo pido para el próximo!

En resumen, este nuevo Twingo no sólo es un automóvil práctico y coqueto, sino que cuenta con todos los atributos necesarios para ser nuestro fiel compañero de viaje, sea a donde sea que nos dirijamos. Una opción obligada a tener en cuenta si buscamos un coche económico, accesible y de calidad.

Decir que nos quedamos con las ganas de probar una unidad con el motor diesel... pero seguiremos insistiendo.

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