Con un rutómetro diseñado por Leopoldo Mansito -uno de los grandes especialistas de Canarias en esta tarea-, fue precisamente este el que desde un principio decidió la clasificación. El viernes, con 6 tramos que debían completar los participantes en la Clásica Norte, la niebla y la elaborada complejidad del rutómetro propició clasificaciones muy dispares. En esa noche destacaron dos equipos: los que finalizaron como líderes, como fueron Ainoha Hernández y Antonio Evelio, y los fantásticos Juan Farizo y Tin Domínguez, estos últimos con una bravura increíble al marchar durante buena parte de la complicada noche en segunda posición. Lástima un error final que les hacía bajar algunos puestos antes del descanso nocturno.

Ya el sábado, ambas pruebas se ponían en marcha y recorrían el norte de la isla de Tenerife con rutómetros parecidos, que no iguales. Diferentes medias y algunos tramos específicos permitieron adaptar las condiciones a las particularidades propias de cada disciplina. Los participantes en el Histórico debían dejar atrás los aparatos digitales de ayuda a la navegación y regularidad, tan de moda en los últimos años y que en buena medida desvirtúan la razón de ser de la regularidad clásica.

En la Clásica Norte hubo varios cambios de líderes, hasta que en el último tramo saltaba la polémica. Una glorieta no incluida en el rutómetro causó confusión entre varios participantes, algunos de ellos de la cabeza de la prueba. Una colectiva reclamación quitó el triunfo a Ainoha y Antonio a favor de Nicolás Sánchez y Yeray Hernández, pues en esta modalidad los errores –o no- del organizador permiten modificar la clasificación y adaptar la misma a unas condiciones “consensuadas”.

En el Histórico de Tenerife la victoria correspondió Francisco Cabrera y Saray Cabrera, con un precioso Ford Escort MKI, seguido de Rafael Hernández y Esther Hernández con Mercedes Benz 220. Curiosamente, los dos primeros clasificados formaban pareja padre/hija. El tercer puesto fue a parar a manos de Alexis González y Alberto Jabato, con MG A Racing.

Destacar la brillantez organizativa ante la dificultad de organizar de forma simultánea dos pruebas, máxime si tenemos en cuenta los bajos presupuestos que se manejan en este tipo de eventos. Además, insistiendo en su particular preocupación por la seguridad, volvieron a implantar los controles de velocidad permanente en las zonas de paso por poblaciones. De esta forma el paso de los participantes se vigilaba continuamente y se penalizaba cualquier exceso en estas zonas especialmente delicadas. De alabar también el ánimo de aumentar el número de pruebas con carácter histórico, en la que además de sólo permitir la participación de vehículos realmente interesantes, no se permite la utilización de los ostentosos e “idiotizadores” aparatos de regularización de las velocidades. ¡Chapeau!

Todas las clasificaciones pueden consultarse en www.tiemposonline.com