De principio a fin, así ganaron Armando (conductor) y Antonio (navegante) esta XVIII Clásica Tenerife, una prueba que salía del centro neurálgico de la capital santacrucera y que cruzó de este a oeste la isla de Tenerife.

Fueron 42 los equipos inscritos, con modelos entre los años 1955 y 1974. Camaradería y anécdotas fueron protagonistas, más allá de un recorrido adecuado al concepto de reunión de vehículos clásicos que son, en su inmensa mayoría, joyas del automovilismo y cuyo valor de mercado está por encima de cualquier vehículo actual.

Con 7 tramos de regularidad, Armando y Antonio se colocaban en la primera posición desde el primero de ellos y no abandonaron ese puesto hasta la conclusión de la prueba. Sobre 39 puntos de control apenas sumaron 40 segundos de penalización, lo que deja la media en 1 segundo por referencia tomada. Meritoria actuación si tenemos en cuenta que no se puede emplear ningún tipo de aparato de precisión más allá de los propios del vehículo en su configuración de serie.

La segunda plaza correspondió al equipo formado por Lorenzo Hernández y Sergio Marrero, con Ford Anglia. Penalizados en exceso en el TR2, completaron el resto de sectores con extraordinaria precisión. Lástima porque hubiesen pugnado claramente por el triunfo final.

La tercera posición fue para el equipo grancanario formado por Nicolás Sánchez y Gustavo Martel, con Saab C. Apenas fueron 8 décimas las que le auparon al tercer peldaño del podio, en lucha con Luis y David Alonso (padre e hijo) con Fiat 124 Abarth, finalmente cuartos.

Cerrando las cinco primeras posiciones Agustín Cuesta y Marí Vega, con el siempre espectacular y llamativo AC Cobra.

El RACE-RACT mantiene viva la escencia de una competición que evita las complicaciones y dificultades en su recorrido, primando la reunión de amigos con sus espectaculares vehículos clásicos.

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