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Pruebas
Prueba del Mercedes-Benz GLK 220CDI BE 4 Matic: principio eficiente.
Las soluciones eficientes asociadas a las tecnologías convencionales de propulsión son un hecho y en las marcas premium están formando parte de los estándares de determinados modelos, en este caso del SUV compacto GLK, un coche en el que adquiere relevancia cualquier ahorro de consumo logrado.

 Fernando Álvarez Marqués - Publicado el 27/abril/10
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Y aún más en este caso, porque se tata de la versión de entrada a un todocamino que se desmarca de la competencia por estilo, aunque en consumo eficiente es superado por alguno de sus competidores, pero cumple con un balance medioambiental interesante sin renuncia de prestaciones.

La ingeniería de Mercedes ha logrado que con este nuevo propulsor de cuatro cilindros se logre entrar en la Norma Euro 5 sin necesidad de medidas adicionales que reduzcan los óxidos de nitrógeno, realmente perjudiciales para la salud.

La actuación en el motor se ha concentrado en la utilización de un sistema de sobrealimentación con dos turbocompresor en serie y tecnología de inyección por "common rail" de cuarta generación (la presión de soplado es de 2.000 bares.Pero también una mejora de la refrigeración del motor y la actuación de las bombas de agua, aceite y servodirección sólo cuando son necesarias.

Otra de las medidas adoptadas para ahorrar consumo se sitúa en el cambio automático, en el que se ha incluido un nuevo sistema que anula el convertidor de par cuando el vehículo se encuentra parado, de forma que se elimina el empuje de la transmisión en el tráfico congestionado o al parar ante un semáforo.

El resumen para estas intervenciones es que el motor, envuelto por casi dos toneladas de peso, sólo necesita 6,7 litros de gasóleo de consumo combinado, con una capacidad de aceleración y empuje notable, porque son nada menos que 400 Newton por metro lo que la curva de par saca a relucir desde la 1.400 vueltas.

Salvo la versión de dos ruedas motrices para quienes hacen de este todocamino un coche de asfalto, con un poco menos de consumo, en torno a un litro, esta es probablemente la más equilibrada de la gama. Sólo resta que agrade su peculiar diseño, que se aparta de las líneas más suaves y redondeadas de este segmento. Tanto que con un tamaño un poco menor que, por ejemplo, un Audi Q5, parece de mayor proporción.

Los rasgos, heredados del modelo superior GL, constituyen un formato de aspecto muy poderoso, dominado con líneas muy tirante y ángulos vivos que realzan los colores de la carrocería , creando, aún más facetas de las de aporte natural.

La imagen delantera es, quizá, la más agraciada del GLK por su gran anchura de calandra y la gran cantidad de líneas que suben sobre el capó y hacia los costados del coche. La versión probada, a pesar de su contenido eficiente, aún refuerza la imagen deportiva del todocamino con un paquete estético todoterreno.

En la zona habitable se respira ambiente de Mercedes. Todo está bien distribuido y los materiales empleados en este caso presentan un buen aspecto y tacto, con unos buenos ajustes de todos los componente.

Aunque la distribución de la botonería es racional y el uso del monomando una característica a la que la marca no parece renuncias, es criticable la posición de la palanca del control de velocidad, ubicada en una posición en la que es fácil accionarla en lugar de la intermitencia. El espacio es amplio en la zona delantera y un poco más justo en la trasera, aunque lo hay en cantidad suficiente para acomodar a cuatro adultos y a un menor. El maletero da poca altura de carga, sacrificada por el cofre oculto bajo el suelo, de indudable utilidad para la protección de objetos de valor.

Llegado el examen de opción motriz, esta versión probada, equipada con caja automática, es muy equilibrada en términos generales. No es tan refinada como una de las alternativas diesel V6 de la marca, pero está bien resuelta en materia de vibraciones y ruido. Los pedales son los que transmiten el traqueteo del motor, aunque no llega a ser molesto.

Este GLK, puesto en acción, no es tan "light" como pueda parecer por concepto. Con los límites puestos en la altura libre al suelo, los neumáticos, sobre todo, mejor adaptados para el asfalto y superficies poco rugosas, el coche admite un uso medio fuera de la carretera, fácil, gracias también a la suave eficiente transmisión automática de siete velocidades. Con la delicadeza de conducción suficiente puede superar más obstáculos de los que el conductor cree que puede afrontar. Pero, cuidado, siempre en compañía, porque los rescates pueden convertirse en una pesadilla.

Las condiciones "off road" de este eficiente GLK, han sido complementadas con un programa especial de conducción que adapta la respuesta del acelerador y de los puntos de cambio de velocidad; el sistema DSR (Downhill Speed Regulation) para el control de la velocidad en descensos y un protector especial para los bajos. Pero estas son ayudas al sistema de tracción integral permanente de Mercedes, cuyo reparto de par está establecido en la relación delantera trasera de 45/55. Y todo el conjunto se combina con el sistema 4ETS de regulación electrónica de la tracción mediante el frenado de las ruedas con menor tracción, así como con el control de descenso de cuestas DSR, que en pendientes acusadas mantiene la velocidad entre 4 y 18 km/h.

En carretera las sensaciones de conducción son muy parecidas a las que de reciben a bordo de un turismo.El GLK no es demasiado alto para el conductor, por lo que las percepciones son agradables y, al tiempo, de dominio de lo que ocurre en derredor. El más parecido en este capítulo de su competencia es el Volvo XC60 o el nuevo BMW X1.

El GLK probado ha ofrecido las mejores condiciones de uso para un conductor al que le gusta el confort. El Agility Control es un sistema de suspensión selectivo que adapta las respuestas de los amortiguadores a la situación de rodadura, con una notable efectividad el dispositivo en los giros, porque mantiene muy plana la carrocería.

Incrustado en la competencias, este GLK, junto con los equivalentes de BMW, son los únicos que hacen exposición de una condición eco-eficiente, aunque otros no necesitan hacer gala de ello, con un consumo acreditado difícil de batir. El precio, claramente, por encima de lo que se ofrece.

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