Si algo hemos querido averiguar con la prueba de consumo de larga duración del Honda CR-Z es precisamente si el modesto sistema híbrido que incorpora es lo suficientemente eficaz como para compensar el extra de peso y su inevitable coste económico. Es justo reconocer que la aspiración del último de los híbridos de Honda no es la de ser el híbrido de menor consumo del mercado, ni de lejos. Si esa hubiera sido la intención, estoy convencido que no habría seguido el camino tomado para crear este modelo.
Así, el apellido “híbrido” tampoco le queda grande al CR-Z. Es el resumen que podemos sacar tras lo visto hasta ahora en la prueba. En la tercera ronda tocaba hacer un recorrido por autopista que, como solemos hacer, se inicia en la salida de la capital santacrucera a la altura del Auditorio para llegar hasta el aeropuerto Reina Sofía (sur) tras unos 60 kilómetros, para regresar nuevamente al punto de partida. El recorrido se inicia y terminar en cada sentido a la misma altura del mar, siendo la altura máxima 200 metros a pocos kilómetros del inicio.
Con dos personas a bordo y, como dijimos, un fuerte calor que se iniciaba en Santa Cruz con 32° y llegaba a alcanzar la escalofriante cifra de 43° en la parada que hicimos en el aeropuerto sur, el CR-Z tuvo una prueba de fuego –nunca mejor dicho-. El climatizador trabajó a destajo, con el compresor durante mucho tiempo trabajando para mantener a los 21° seleccionados el habitáculo.
Otro factor destacado que tenemos que mencionar fue la presencia de un viento fuerte que fue claramente favorable en el trayecto de ida, y que penalizó de forma notable la vuelta. No sabemos si una cosa con otra, el resultado debe ser justo el de equilibrio. No tenemos pruebas que indiquen que lo que se favorece en un sentido es justo lo que se penaliza en el otro. Pero debe andar muy cerca.
Como hicimos en su momento con el Toyota Prius y aprovechando que el Honda también tiene control de velocidad, marcamos un ritmo de crucero de 90 km/h. Aunque algunos nos han indicado que consideran ésta una velocidad algo inferior a la “normal”, hemos de decir que en numerosas ocasiones tuvimos que realizar adelantamientos. Si marcáramos un ritmo superior, la velocidad no podría ser tan estable por tener que hacer muchos más.
El resultado fue completamente dispar entre ambos destinos, siendo la diferencia de nada menos que 1 litro por cada cien kilómetros. En la ida el ordenador de abordo marcó, ya parado en el parking de pasajeros del aeropuerto, la buena cifra de 4,5 l/100 kms. El Prius, por ejemplo, marcó 3,8 en condiciones claramente diferentes (sin viento a favor, una persona a bordo en lugar de dos y una temperatura ¡20° inferior!). Nos pareció una cifra muy buena la del Honda, aunque teníamos la duda de cuanto penalizaría en el trayecto de vuelta por el viento en contra.
No tuvimos forma de medir de forma fiable la velocidad del viento en el momento de la prueba de autopista, pero para hacernos una idea las mangas indicadoras de viento estaban completamente extendidas y justo en paralelo al sentido del recorrido (en contra). Al pararnos en el punto final del recorrido delante del auditorio, el ordenador indicaba 4,9 l/100 kms para el total del recorrido. Es decir, la penalización del viento en contra (o la ayuda en el de ida, véase como se quiera) supuso una diferencia entre ambos recorridos de 0,8 litros de combustible cada 100 kms. Teniendo en cuenta la cifra neta, hablamos de un 20% de diferencia.
En resumen, el CR-Z cumplió de forma notable con el cometido de obtener una cifra de consumo en autopista que muy difícilmente puede igualar otro vehículo de gasolina similar a éste. Insisto en el hecho de la ola de calor que azotaba las islas los días de prueba, nada habituales y menos los más de 40° en buena parte del recorrido. Estamos convencidos que en condiciones más “normales” la cifra de consumo hubiera bajado dos o tres décimas.
La cuarta y última prueba de consumo será la de ciudad, que sin lugar a dudas y salvo sorpresas será donde el CR-Z sufrirá para mantener a raya la cifra de consumo medio de la prueba, que de momento se sitúa en unos fantásticos 5,1 l/100 kms tras haber recorrido 308,4 kilómetros por todo tipo de carreteras.
|