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A primera vista anuncia el potencial que se confirma con la conducción. Irradia robustez y la tiene al demostrar consistencia cuando se le busca el retorcimiento de la carrocerÃa y proclama con el aspecto que bajo el capó se esconde un motor con carácter R y eso es decir mucho en Audi.
Es imposible pasar desapercibido con este convertible de dos plazas y 4,20 metros de largo, medida que corresponde a la del segmento compacto del mercado. El músculo estético de este TT RS está marcado por un generoso faldón delantero que termina en un "splitter" de los utilizados en los coches de competición. En el frontal dominan las abertura para dar paso al aire que a de refrigerar la cuna del motor y la parrilla caracterÃstica de la marca, que ha sido pintada en negro brillante y rematada en aluminio mate.
Y para pasar aún menos desapercibido, las luces de marcha diurna anuncian de lejos que se trata de un Audi de la parte más deportiva del catálogo de la marca.
En la parte posterior también hay generosidad de forma en el faldón, rematado en la parte inferior por un difusor que integra las dos salidas ovales de escape. En la parte superior, sobre la tapa del maletero, ha sido colocado en esta versión un alerón fijo, que opcionalmente puede cambiarse por un spoiler de despliegue automático, cuya función es la de estabilizar el coche a grandes velocidades.
La silueta está realzada por la talonera y los grandes pasos que cobijan ruedas de bajo perfil montadas en llamativas llantas de cinco radios dobles, que pueden ser de 18, 19 o 20 pulgadas. El remate superior para este convertible es una tradicional capota de lona, en negro o en gris oscuro, cuyo accionamiento es eléctrico en una rápida operación de 12 segundos con bajada o subida de cristales incluida.
El deportivo es igualmente resultón con la capota cerrada o guardada en un pequeño receptáculo tras los arcos de seguridad ubicados tras los reposacabezas, lo que deja a disposición del conductor y el acompañante un generoso maletero.
En el interior, sin disponer de mucho espacio, pueden viajar confortablemente dos personas, que disponen de algunos huecos para guardar los pequeños efectos personales que siempre molestan en la conducción.E s caracterÃstico el volante, achatado en la parte inferior con el fin de facilitar la maniobra de sentarse en el coche, con un acceso más bajo que en un turismo normal.
El ambiente es inconfundiblemente Audi y comparte muchos componentes con el resto de los modelos de la marca. La marca ha optado por el color negro para decorar el interior, roto únicamente por algún tono metálico y el grueso bordado con las letras TT RS en los asientos deportivos tapizados en cuero y tejido alcántara.
El secreto de la robustez torsional de este cabrio está en su concepción, al haber sido desarrollado desde un principio para ser un coche sin techo rÃgido, lo que ha evitado el sobrepeso de los refuerzos de bastidor y carrocerÃa realizado cuando se afronta el proyecto desde una base cerrado o coupé.
AsÃ, de la mesa de diseño de los ingenieros ya sale un coche capaz de resistir, con menor peso extra, los esfuerzos de torsión a los es sometido un coche sin el refuerzo natural que ejerce un techo rÃgido soldado al resto de la carrocerÃa. Al final son sólo 50 kilos más que el coupe, es decir, 1.510 frente a 1.450.
Sobre el resto de la gama TT Roadster, el RS presenta una silueta que es 10 milÃmetros más baja, debida a la utilización de un tren de rodaje especÃfico, con un ajuste más rÃgido. El sistema de amortiguación del RS es especÃfico, al incorporar de serie el Audi magnetic ride, con el que el conductor puede modificar la lÃnea básica caracterÃstica de los amortiguadores a través de la tecla deportiva, eligiendo entre un modo dinámico o confort para largos recorridos o utilización urbana.
Si el bastidor es un buen trabajo de ingenierÃa, la recuperación del motor de cinco cilindros ..... es todo un acierto. El cinco cilindros es un buen ejercicio de reducción eficiente " down..." frente a la utilización anterior de los V6. Con la utilización del cinco cilindros, combinado con una transmisión manual de seis velocidades, el TT gana en carácter y en divertimento.
La arquitectura de cinco cilindros tiene su historia en Audi y el más conocido quizá sea el 2.1 litros sobrealimentado que impulsaba el Audi Quattro, lanzado en el año 1980 con 200 caballos de potencia que llegaba cuatro años más tarde llegaba a los 306 caballos en la variante Sport.
El nuevo cinco cilindros destaca por su formato compacto, ya que es sólo 49 centÃmetros de largo y 183 kilos de peso, lo que constituye un récord. Una vez saboreadas las mieles de este cinco cilindros parece obvio que es innecesaria la utilización de motores V6 con mayores cilindradas para lograr prestaciones similares o menores y sin el carácter que nos brinda este 2.5.
Si la potencia y las prestaciones resultantes son de infarto, el verdadero valor de este 2.5 litros alimentado con tecnologÃa de inyección directa y turboalimentación está en la cifra de par, en su fuerza de arrastre. Son 450 Newton por metro entregados entre 1.600 y las 5.300 revoluciones de forma constante que le hacen imbatible ante un moderno diesel de seis cilindros.
Con este valor, el 2.5 se permite recuperaciones prácticamente desde ralentà sin que la mecánica proteste y proporcionado una sensación de aceleración brutal, con mucha más emoción de la que pueda proporcionar un GT, por ejemplo su hermano de marca el R8.
Pero el motor no sólo otorga buenas sensaciones a las demandas del acelerador, porque está afinado con una acústica que encandila y gracias, en parte, a la utilización de resonadores, ahora tan de moda entre los deportivos con más carácter. La ingenierÃa de acústica está teniendo su protagonismo en los departamentos de desarrollo. En este caso, en el tubo izquierdo del sistema de escape lleva instalada una válvula que se abre cuando el conductor pulsa el botón deportivo. La apertura de la válvula da paso a una resonancia más rotunda al tiempo que mejora la respuesta del motor.
La conducción de esta selecta versión es relativamente fácil. Su tracción permanente a las cuatro ruedas y su impecable ajuste hace que el coche no pierda motricidad por muy exigente que sea la conducción. la eficiencia en esta materia es asombrosa.
El buen comportamiento del coche admite que le sean desconectadas las ayudas electrónicas para experimentar cuáles son sus lÃmites dinámicos, realmente muy difÃciles de alcanzar. Las reacciones son predecible en el caso de lograr esos lÃmites o rozarlos. La facilidad de giro es asombrosa, gracias a una dirección muy precisa, y todo el coche se agarra al asfalto, gracias a una amortiguación que en el modo sport nos ofrece una rigidez que neutraliza cualquier intento de inclinación de la carrocerÃa y, por otro lado, con una sequedad que, eso sÃ, llega a incomodar.
Especialmente agradable es el poder de frenada otorgado a este RS. Cuatro gigantescos discos hacen el trabajo sin cansancio. El motor ha de ser gobernado, sin posibilidad de elección, con una caja de cambios manual de seis relaciones, con recorridos cortos y bien escalonada, que hacen la conducción una delicia, aunque podrÃa mejorar en precisión.
El TT RS es una buena opción de compra, una alternativa muy deportiva, en un segmento poco concurrido y con precios dispares, en el que desde el punto de vista económico este Audi se sitúa en un término medio.
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