Hasta ahora el Murano se defendÃa casi como modelo testimonial por estos pagos con la versión de gasolina de seis cilindros, 3.5 litros y 256 CV, una versión poderosa, cierto, pero con lastres de consumo que acobardan al cliente europeo.
El Murano, pues, en su segunda generación, ya tiene el ansiado motor diesel y pocos son los que ocultan en la marca que habrá un salto cuantitativo de ventas, aunque, por precio nominal y posicionamiento, quedará reducido a volúmenes exiguos.
Nissan ha dotado a su versión diesel con un motor dCi, fruto de la alianza con Renault. El elegido ha sido un 2.5 de 190 CV, que ya ha sido ensayado en el modelo todoterreno más radical, el Pathfinder, y si en éste, se ha dejado sentir algo de ruido, ahora en el Murano, se deja llevar con un alto refinamiento.
Este salto cualitativo es achacable más al buen trabajo de aislamiento que se ha hecho en el habitáculo que a modificaciones operadas en el bloque.
De todas formas, un modelo como el Murano, por su filosofÃa de crossover de lujo, bien podÃa haber recibido el motor diesel de seis cilindros de la alianza, más refinado y más apto para competir con otras marcas en este segmento en el que predomina esta ingenierÃa.
Sin embargo, el propulsor se ha hecho merecedor de interesantes modificaciones en el cómputo de las prestaciones. La potencia ha pasado de 174 a 190 CV y la entrega de par se ha mejorado significativamente.
Nissan se ha aplicado en este motor con un nuevo sistema de inyección directa de mayor presión (ha pasado de 1.800 a 2.000 bares). También ha introducido una nueva culata que hace más eficaz el proceso de turbulencia de combustión, al tiempo que suaviza los flujos de admisión y escape. La faena se completa con un nuevo turbo de control eléctrico que acelera las respuestas.
Sobre el plano teórico, el práctico, y la verdad es que estas modificaciones se dejan sentir en una conducción suave y placentera que hacen del Murano un coche para viajar con un alto grado de placer y, al tiempo, no desaprovechar las condiciones de ocio y aventura que otorga circular por el ámbito montañero.
En comportamiento, este motor tiene el punto adecuado para mover con soltura una masa que, ya en vacÃo, se acerca a las dos toneladas y, estando un poco más ojo avizor, se cae en la cuenta que tiene un ritmo de marcha ciertamente alegre, aunque no deportivo.
En las aceleraciones no es tan rotundo como en las recuperaciones. En aquellas, la parte baja del cuentavueltas tarda algo en subir y arrastrar el fuerte peso, pero cogidas velocidades punta, y con regÃmenes de giro ligeramente por debajo de las 2.000 revoluciones, cobra subidas rápidas sin necesidad de cambiar de marcha.
El Murano diesel probado equipa una caja de velocidades automática/manual secuencial de seis velocidades, bien adaptada a los desarrollos del motor. Los cambios se realizan con suavidad y se apunta a las transiciones en el momento preciso de los lÃmites de giro. En el modo manual no hay tanta discrecionalidad en los cambios para el conductor como en otros modelos y no deja apurar al máximo el manejo de palanca; en este caso hay algo de seguidismo con el modo automático y quita bastante iniciativa personal al estilo de conducción.
Dicha transmisión cuenta con un sistema de control adaptativo del cambio que transforma las leyes de las transiciones para facultar una conducción más acorde a cada situación. AsÃ, en una bajada por pendiente prolongada priorizará las relaciones cortas para que sea el motor el que haga una labor de retención.
Otro factor asociado al motor, como el consumo, no queda bien parado -tampoco excesivamente mal- pero registros de gasto cercanos a los diez litros, aún con el atenuante del alto peso y un perfil aerodinámico no favorable, no están para ser incluidos en los aspectos favorables del coche. A ello se añade el equipamiento de un filtro de partÃculas que le lleva a cumplir con las normas de emisiones Euro 5.
La rodadura por asfalto cubre todas las exigencias. Este coche se desplaza con un ritmo suave, si bien las suspensiones, algo blandas, repiten más de lo necesario los balanceos con un leve efecto barco.
Ello no impide que en la toma de curvas, el Murano imponga una ley de vehÃculo pesado con entrada decidida y salida sin más problemas en las trazadas. La dirección cumple con creces en esa función, donde la regulación del volante está lo suficientemente equilibrada para poner el coche en su justo sitio. Los frenos cumplen, pero tienen un tacto levemente esponjoso que llama a actuar unos segundos antes.
El Murano se mueve mejor, como tal crossover, por el asfalto, pero para rodar por el campo cuenta con la ayuda de una transmisión conectable. En condiciones normales funciona con el tren delantero y para escenarios de más dificultad se puede operar con la integral.
Las caracterÃsticas todoterreno le conceden un pequeño plus de exigencia en este ámbito.
Las formas del coche llaman la atención de inmediato por esa coraza muy musculosa y atlética de la que se ha dotado, con profusión de angulosidades. El frontal es muy poderoso y el primer pilar del habitáculo se eleva con igual poderÃo. Las defensas, muy salientes, le dan un tono de agresividad que gusta a los clientes de este tipo de vehÃculos.
Los pasos de rueda se suman a la grandeza de las dimensiones y la ascendente lÃnea de cintura no rompe las proporciones de una superficie acristalada de buena panorámica y luminosidad para dar un carácter alegre a la vida a bordo.
Por dentro, la posición sobreelevada del asiento del conductor permite una conducción muy larga de visión. La separación entre filas deja espacio sobrante para viajar sin incomodidades un buen número de kilómetros.
La distribución de elementos de control y guÃa está francamente bien resuelta. Hay imaginación y un cierto ambiente "chic" sin, por ello, perder la visión práctica de una notable ergonomÃa de acceso manual y visual. La pantalla LED se sigue muy bien por sus buenas dimensiones. El maletero podrÃa haberse resuelto con algo más de capacidad.
El precio está en la órbita de lo que quiere transmitir Nissan con un crossover de lujo, en el que el equipamiento de serie es prácticamente completo con casi nada para las opciones. Los más de 50.000 euros de la versión con el nivel de equipamiento probado, el más alto, están más cerca de las opciones de alta gama de las demás marcas que de las ambiciones que, en este campo, buscan las firmas generalistas.
|