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Gran revuelo el que se ha creado en torno a la nueva exigencia impuesta por el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio con el Real Decreto 866/2010 del 2 de julio, por el que como paso previo a la realización de la necesaria ITV, los vehículos de competición deberán obtener un certificado emitido por la RFEDA. Con dicho certificado, las ITV dejarán de ser las que verifiquen la conformidad a ficha de homologación de los vehículos de competición, limitándose a verificar lo habitual en un vehículo de serie: frenos, dirección, luces, contaminación, etc.
Es decir, el ministerio ha decidido que sea la federación de automovilismo la que diga si un vehículo es apto para competir o no, en términos de homologación de las piezas (caducidades, normativa, etc). Tras la verificación por la federación española y su aprobación, el vehículo en cuestión deberá pasar de forma convencional la ITV en cualquier estación de tal efecto. El coste de la verificación previa por parte de la RFEDA es de 400 euros, al que habrá que añadir el propio de la ITV en sí.
¿Qué significa esto? Que aquellos vehículos que deban pasar la ITV a partir de ahora deberán gastarse, al menos, 400 euros sobre lo habitual hasta ahora. En esto, ni la RFEDA, ni la FCA ni las federaciones insulares han tenido nada que ver. Se trata de una imposición del gobierno nacional y de su ministerio dependiente.
A su vez, la RFEDA ha designado a la empresa BM Racing (propiedad de Borja Moratal) para llevar a cabo tal labor y que, a su vez, ha delegado en mucha comunidades autónomas tal función. En el caso de Canarias, será la empresa Copi Sport la que realice el trabajo de inspección, con el cualificado ingeniero Enrique Cruz.
Según nos han comentado desde Copi Sport, la facilidad de trabajo que proporcionan las instalaciones de dicha empresa en las diferentes islas permitirá que todo sea mucho más económico habida cuenta de las dificultades extra que suponen la insularidad. De tal forma, Copi Sport se desplazará a las principales islas cuando el grupo de vehículos sea suficiente como para ocupar una jornada de trabajo del ingeniero verificador, reduciendo así el coste de desplazamiento y evitando que tengan que desplazar los vehículos hasta alguna isla en particular (con el sobrecoste que ello supondría).
La normativa obliga a ciertos vehículos con una antigüedad determinada a pasar la ITV cada año, con el sobrecoste que esto supone en el presupuesto anual para competir. Eso sí, esto es únicamente necesario para los vehículos de competición que requieren de ITV. No es el caso de modalidades como la montaña, por ejemplo.
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