En un mercado saturado de opciones en el segmento B, la distinción es un valor en alza. Fabricantes generalistas como Citroën se han suma al carro en los últimos meses con sus "DS", que en el caso que nos ocupa está renderizado por el DS3. Éste es, realmente, el único competidor directo del Ypsilon, pues el resto de opciones o bien son de un precio sensiblemente superior y aspiraciones mayores (Mini, A1, Clase A), o tienen un espÃritu más deportivo (Mito), o no tienen ese plus de exclusividad que busca su propietario (Ibiza, Polo, 207, Corsa, etc).
Es por eso que el Ypsilon tiene un valor especial y siempre ha sido objeto de referencia en su categorÃa. Habitualmente se asocia a un cliente femenino, aunque ahora se busca ampliar el rango al masculino y el más familiar. Para lograrlo, en su diseño se han suavizado ciertos elementos como la abundancia del cromado. Sigue siendo de aire inconfundible Lancia, en especial por ser un Delta "a escala", asà como por la calandra delantera de clara inspiración en modelos mÃticos de las décadas de los 60 y 70.
Aunque inicialmente pudiera confundirse con un modelo de tres puertas, es de cinco, sólo que la manecilla de las traseras está camuflada en el tercio superior del montante. Las mÃnimas tolerancias en los paneles refuerzan esta impresión y auguran una calidad de rodadura que finalmente atestiguaremos.
Interiormente, el Ypsilon mantiene ese áurea de distinción. Lo logra con el empleo de materiales poco habituales en su segmento, como por ejemplo una tapicerÃa sÃmil alcántara, o una parte superior del salpicadero de tacto blando. La forma general del mismo es singular, manteniendo las básicas del modelo que sustituye pero más redondeadas y mejor realizadas. La posición de conducción es buena, aunque especialmente elevada. Si obviamos a los más pequeños de los monovolúmenes del mercado, no creo que otro competidor ofrezca tal sensación de altura respecto al suelo. Este detalle no es negativo, sino una particularidad del modelo en cuestión. Algo parecido sucede con la instrumentación central; puede gustar más o menos, pero es clara en su lectura y ofrece una información amplia, complementada por un ordenador muy completo.
Que no tenga un volante regulable en longitud puede ser un hándicap para estaturas considerables, lo sigue siendo una limitación para lograr vender a un público masculino, de media, de mayor estatura. Quienes midan por encima de 1,75 se sentirán muy cerca del padalier si ajustan su posición al volante, o viceversa, alejados del volante si dejamos bien posicionados los pedales.
Por lo demás, nos ha encantado la posición de la palanca de cambios, muy a mano, asà como el resto de los manos. El tacto general es bueno, asà como la calidad percibida, en la media del segmento o incluso ligeramente superior.
El color del interior es personalizable, con combinaciones bitono (como en el exterior) que encajarán con cualquier tipo de gusto personal. El equipo de música es de una calidad elevada, algo poco habitual en el segmento de los utilitarios.
Si bien los pasajeros delanteros viajarán con suficiente holgura y confort, atrás la cosa cambia y dependerá de la configuración y necesidades de cada uno. El Ypsilon se puede compara con homologación para cuatro o cinco plazas. Para cuatro, el espacio atrás es suficiente, tanto por anchura como por espacio para las piernas. Sin embargo, cinco adultos se encontrarán incómodos para viajar a la vez más allá de diez o quince minutos.
El maletero es ahora más voluminoso, con 245 litros. Es uno de los más pequeños de la categorÃa y similar al de un Mazda2, por ejemplo. El Citroën DS3, por ejemplo, tiene uno de 285 litros. Eso sÃ, está bien rematado y al abatir los asientos nos queda una superficie de carga notable.
Mecánicamente, el nuevo Ypsilon está disponible en tres opciones: dos gasolina y una diesel. Hemos probado la más básica de las opciones, el archiconocido motor 1.2 Fire en su última evolución, que cuenta con ingeniosas soluciones para lograr el menor consumo de carburante posible. Rinde una potencia de 69 CV a 5.500 rpm y alcanza un par máximo de 102 Nm a 3.000 rpm. Cuenta con variador de fase continuo para optimizar la apertura y cierre de las válvulas en cualquier rango de revoluciones, asà como sistema Start&Stop e Indicador de Cambio de Marcha. Éste último funciona como debe ser, mientras el apagado del motor y arranque se realiza con absoluta discreción. Lo hace ante una parada en la que soltemos el pedal del embrague, volviendo a arrancarse en cuanto pisemos de nuevo el mismo o se desplace por encima de unos 4 km/h el Ypsilon.
El consumo medio homologado es de 4.9 litros, siendo el urbano de 6,4 litros y el extraurbano de 4,1. Es decir, se sitúa en un punto intermedio entre sus competidores en este apartado.
Sus prestaciones no asustarán a nadie, aunque permite circular con cierta tranquilidad en cualquier circunstancia. Alcanza una velocidad máxima de 163 km/h y acelera de 0 a 100 km/h en 14,5 segundos. Son datos normales para su potencia, quizás perjudicados por unos desarrollos algo largos en las tres primeras marchas si primamos la aceleración ante otros factores (en tercera pasamos los 120 km/h). Esto se convierte en ventaja a la hora de circular despacio pues en ciudad hace innecesario ir más allá de la tercera velocidad.
El silencio es norma incluso en autopista, un terreno en el que el Ypsilon se mueve bien por confort, economÃa y sensaciones generales. En carretera, y aunque sus suspensiones estén taradas para ofrecer el máximo confort, no desmerece y apunta a un comportamiento sano.
Pero donde mejor se comporta es en ciudad, gracias a un radio de giro corto, un pedal de embrague muy suave de accionar y una asistencia a la dirección en modo "city" que vuelve ésta extremadamente suave. Está claro que éste es su terreno. Además, aquà hará volver la cabeza a más de uno/a.
El Ypsilon es, por tanto, un modelo ideal para quienes busquen algo diferente a las opciones tradicionales; un vehÃculo de tamaño reducido para quien valore la diferenciación por encima de cualquier otro aspecto. Y todo, sin renunciar a un vehÃculo plenamente competitivo con cualquier otra opción del mercado en términos medios.
|