El primer paso fue la berlina Insignia que, avalada por la elección como Mejor Coche del Año en Europa, insufló de moral a la marca, que llegó a decir del modelo que era el mejor Opel construido jamás.
Esa filosofÃa del Insignia se ha trasladado sin disimulos a la tercera generación del monovolumen compacto Zafira, que encierra, en buena sintonÃa y proporción, valores de confort y de versatilidad muy avanzados e interesantes.
El nuevo Zafira llega con la distinción Tourer para recalcar el ámbito familiar en el que se mueve, pero también para distinguirse en el código de marca del modelo de la segunda generación que todavÃa seguirá comercializándose como una opción más accesible y con su posible tirón en estos momentos de crisis económica.
Para empezar, a Opel le ha salido un diseño muy pintón con el Zafira Tourer, fuertemente personalizado en el frontal que recoge de forma visible y llamativa los faros muy grandes, desplazados en silueta de ala o bumerán, según se quiera mirar . La parrilla trapezoidal toma también un importante protagonismo en la zona y no desmerece del conjunto un capó caÃdo, con final en un pliegue muy subrayado.
Por la parte lateral, una lÃnea de cintura al alza sin cortapisas recorre casi toda su longitud y los marcos de las puertas, bastante sobrios, facilitan una imagen señorial, sin recursos ficticios. Los voladizos quedan un tanto alargados.
La zaga vuelve al recurso con las luces de los pilotos también en forma de ala incrustados en un portón bien musculado y de insinuaciones muy deportivas.
En el conjunto del Zafira Tourer se aprecia de inmediato una modificación de cotas al alza, siendo las más perceptibles la longitud, la distancia entre ejes y los anchos de vÃa.
Naturalmente que estas transformaciones de medida tienen en el interior una traducción poderosa de mejora de la calidad de vida en el habitáculo, pero Opel no se ha olvidado de operar transformaciones en la modularidad que perfeccionan muchas de las originalidades que ya llamaron la atención desde el primer referente del modelo.
De la vida a bordo, el coche puede alardear con argumentos sobrados de comodidad en los asientos, sobre todo los delanteros, donde la posición sobreelevada y el escaso grosor de los travesaños permite una panorámica excepcional en cualquier sentido que se oriente la mirada.
La segunda fila de asientos queda también en buen lugar por las buenas proporciones de respaldo y banqueta, asà como por la separación entre filas a la hora de un viaje estándar. Un inconveniente es el de la plaza central, algo más estrecha que las dos laterales y, por lo tanto, limitada en uso para los adultos.
La tercera fila es el recurrente comercial de todos estos monovolumenes compactos como un plus de capacidad de pasaje, pero, al igual que todos los intentos hechos hasta ahora, no se ha solventado el eterno problema de su ergonomÃa no ya para adultos, sino para niños en viajes largos, asà como su accesibilidad.
El Zafira Tourer es un ejemplo más de las últimas generaciones de Opel de condensar una muy abundante tecnologÃa en un cuadro de mandos y en un ordenador de a bordo. El primer contacto, y puede que el segundo, lleva ciertas dificultades, pero uno enseguida coge el tranquillo y, familiarizado con ese batiburrillo de botones y dispositivos, hay una información puntual y precisa del coche.
Los elementos prácticos del interior pasan por un esquema amplio y completo que ha actualizado los postulados de su sistema de configuración de asientos Flex 7.
A modo de resumen, la tercera fila se pliega por completa y que escondida en un segundo plano. En la segunda fila desaparece el asiento corrido y los tres asientos, ahora individuales, se pueden plegar por separado o al completo; además se pueden deslizar horizontalmente hasta 21 centÃmetros de forma independiente.
Como opción, la marca alemana ha añadido un sistema llamado "Lounge Seating", con un sistema de plegado que permite rotar el respaldo del asiento central de la segunda fila y actuar como reposabrazos. Permite, asimismo, un mayor desplazamiento horizontal (28 centÃmetros) de los asientos y hasta un complementario, lateral, hacia el centro del habitaculo, en una distancia de 5 centÃmetros, lo que ayuda a ganar un espacio extra a la altura de los hombros.
Los elementos convencionales de carga están bien cuidados, pues el maletero, en la configuración de siete plazas, puede albergar 177 litros de carga y, abatida la tercera fila, ampliarlo hasta 710 y llegar a los 1.860 con sólo los asientos delanteros operativos.
El recurso a los huecos portaobjetos queda cumplimentado con hasta 30 de los mismos repartidos por el habitáculo, destacando una doble guantera.
Para rodar la versión motriz de prueba ha sido el nuevo gasolina 1.4 turboalimentado, con 140 CV de potencia y un novedoso sistema electrónico de control electrónico de la combustión.
El motor se atiene al esquema de dos árboles de leva gemelos en cabeza y tiempos de apertura variables, que incrementan la entrega de par a bajas y medias revoluciones. A ello, se suma una función overboost de entrega extra de fuerza de 20 Nm, con lo que puede llegar hasta los 220 Nm.
En cuanto a sensaciones, éstas han sido gratificantes en repuesta y silencio de marcha. Se nota la función overboost, lo que permite al coche llevarlo a regÃmenes de giro muy tranquilos para ganar en consumo y, al mismo tiempo, ejecutar con garantÃas plenas, recuperaciones de urgencia.
El motor se apoya en una caja de cambios manual de seis velocidades, con unos desarrollos un tanto largos, pero el funcionamiento desde el manejo de palanca se hace bastante preciso. La dirección cumple con su misión esencial de precisión.
La marca presume de consumos muy contenidos en este motor, que fija en 6,3 litros a los cien kilómetros, pero que en prueba se han ido hasta los 8,5 en trayectos casi siempre de carretera y con velocidades contenidas. El ordenador de a bordo denuncia disfunciones elevadas de consumo entre la conducción de carretera y de calle, donde los registros medios pueden llegar a situarse por encima de los 11 litros.
El coche queda de cine rodando. Al Zafira Tourer se le ha aplicado el mismo esquema rodante que al Insignia, es decir subchasis aislado y configuración McPherson delante, y que al Astra, con timonerÃa de Watt, detrás. El resultado es una pisada sorprendente y muy segura sobre el asfalto, aún con el contrapunto de una suspensión levemente dura.
El Zafira Tourer puede equipar opcionalmente el sistema de chasis electromecánico Flex Ride, que permite tres configuraciones: standard, tour y sport.
Dentro de esa abundante tecnologÃa del Zafira Tourer no ha que dejar escapar como opciones el indicador de distancia de seguridad, el control de crucero adaptativo basado en radar, los sistema de iluminación avanzada, de reconocimiento de señales (ahora ampliado), de alerta de ángulo muerto y de ayuda al aparcamiento.
De precio, se apunta al valor añadido de la novedad y por eso en el nominal queda en las alturas respecto a la competencia, pero con la sutilidad de un buen número de paquetes de equipamiento que hacen caja si, de verdad, se quiere disfrutar a tope de la conducción de este coche.
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