Este modelo ya tiene los suficientes galones de autoridad en el mercado. En España, en el pasado mes de enero, a punto ha estado de ser líder absoluto del mercado, quedando en segundo lugar a escasas unidades del Citroen C4.
Abunda en el mérito que este es coche con fuerte implantación en el mercado de particulares,el de peor comportamiento en la actualidad, pues las flotas de empresas y los rent a car se nutren en muy escaso número de tipos de vehículo como éste.
Pero a la marca japonesa esto no parece resultarle suficiente y enriquece la gama con una nueva versión, aprovechándose de las posibilidades que ofrece la alianza con Renault. No hay que ir a cambios drásticos porque las cosas están muy bien como están, por eso lo último ha sido la incorporación de una nueva motorización diesel 1.6 dCi de 130 CV, que sustituye parcialmente a la 2.0 de 150 CV, ahora ofertada únicamente con caja automática y en el sistema de tracción integral 4x4.
En esta incorporación ha pesado, sobre todo, el factor consumo, pues el nuevo motor, recientemente estrenado en los Renault Scenic y Grand Scenic, tiene como verdadero imán hacia la clientela un importante ahorro en este campo, en relación al 150 CV. Tampoco pude desdeñarse que el nuevo ingenio se adapta plenamente a la optimización de prestaciones más económicas que aporta la tecnología "downsizing".
Efectivamente, a la hora de poner en práctica este motor, las intenciones sobre consumo tienen un amplio grado de cumplimiento, ya que en prueba registró un poco más de 6,5 litros (según ordenador de a bordo), pero el mérito reside en lo compensado que está ese gasto en el medio urbano y en carretera donde no se producen grandes disfunciones.
Lógicamente, se cuenta con instrumentos adecuados para hacer efectivas estas intenciones. El equipamiento de un sistema de parada y arranque automáticos o start and stop influye en este buen
rendimiento, aunque dicho sistema queda aminorado en efectividad cuando se hace uso del climatizador, incluso en las regulaciones niveles más bajas. También se cuenta con un indicador de cambio de marchas, para el mejor aprovechamiento de los regímenes de giro, en el cuadro de instrumentos del salpicadero.
No puede quedar a beneficio de inventario otro rasgo del nuevo estilo comercial del automóvil. Esta versión se apunta unas muy exiguas emisiones de CO2 de 123 g/km, que, aunque no le eximen del Impuesto de Matriculación, sí le dejan en el tramo económico del 4,75 %. El logro se materializa con el logotipo Pure Drive, propio de las versiones ecológicas de la marca, en la trasera del coche.
Este motor es tecnológicamente muy avanzado con innovaciones como una recirculación de gases de escape a baja presión y a temperaturas inferiores, lo que supone optimizar las emisiones de substancias nocivas para el medio ambiente.
Asimismo, una válvula en la entrada del circuito de refrigeración del bloque de cilindros y la culata permanecen cerradas para evitar que el agua circule en torno a las cámaras de combustión y, con ello, asegurar que el motor alcance cuanto antes la temperatura adecuada.
En esencia, el propulsor se muestra muy refinado. No puede evitar en el arranque en frío un fuerte sonido diesel, que se agota enseguida para circular con una gran finura y confort de marcha.
En las recuperaciones no deja notar para nada esos 20 CV de potencia que resta respecto de la versión 2.0, pues hay una percepción de empuje desde sólo 1.700 vueltas, si bien por debajo de ese régimen queda bastante premioso en las reacciones: no hay que olvidar que se trata de un ingenio de menor cilindrada.
En el conjunto de prestaciones queda por discernir la caja manual de seis velocidades, de desarrollos muy equilibrados y bien adaptada para hacer circular el coche en regímenes bajos con los que contribuir al ahorro de carburante. Como ejemplo, sirva decir que a 120 km/h de velocidad en sexta no se desmarcaba de las 2.700 revoluciones y mantenía con bastante regularidad consumos levemente por encima de los cinco litros, según testificaban los distintos elementos de control del coche.
La unidad de prueba ha correspondido al sistema de tracción delantera o 4x2, la que viene a representar tres de cada cuatro ventas globales del Qashqai. Una opción más que suficiente para una circulación por asfalto sumamente regular, avalada en su firme agarre al piso y en trazadas plenas de equilibrio en los apoyos. En el buen quehacer dinámico han jugado un papel determinante las ruedas de 18 pulgadas -el máximo de las opciones en este campo- que asientan muy bien la estructura sobre el asfalto.
Quedan, obviamente, limitadas las opciones off road, pero esta versión cumple muy bien en circulaciones por pistas forestales, ya que le ayudan esos 20 centímetros de altura libre del suelo, la misma dimensión que se da en las unidades 4x4.
Otro elemento distintivo de la unidad de prueba ha sido la versión +2, de 21 centímetros más larga que la convencional, una longitud extra que la faculta para optar por un pasaje de siete plazas o un mayor volumen de carga.
En cuanto a la primera, no hay vuelta de hoja, y esa tercera fila de asientos solo puede ser recurrente para niños, pues un adulto tendría el desagradable inconveniente de afrontar una escasa altura del techo en la zona.
Sobre la segunda, con las siete plazas, quedaría un exiguo maletero de 130 litros, pero retiradas las dos supletorias (tarea sencilla que deja a la vista un suelo plano), esa capacidad de carga se multiplica hasta los 450 litros y llega hasta los 1.510 dejando solo operativa la fila delantera, es decir un espacio medido en longitud de carga apto para el transporte de objetos alargados.
En el interior, las grandes concesiones en la unidad de prueba, que aparecen como opción, han sido la tapicería de cuero que proporciona un ambiente de confort, aunque su textura puede inducir a leves deslizamientos del cuerpo en las tomas fuertes de curva, además de un techo acristalado en casi toda la superficie de la capota, que ha resultado un buen recurso en estos días de temperaturas gélidas en jornadas muy soleadas.
Del resto de la instrumentación señalar que, casi a partes iguales, se juega con las percepciones de una aceptable, tirando a buena, calidad de los materiales, pero también resulta chocante un exceso de plásticos. La percepción de acabados está también en los registros de una buena nota, pero en la circulación en ambientes ventosos, no se puede evitar algún que otro ruido aerodinámico.
Bastante es la comodidad de los asientos delanteros, acentuada por la posición sobreelevada, que facilita una panorámica con muchos metros por delante. De la segunda fila, un tópico: en el nivel
óptimo las dos laterales, pero la del centro prácticamente inservible por su estrechez.
El Nissan Qashqai es un éxito innegable de ventas, ya se ha dicho, por su hábil conjunción de berlina compacta con características crossover bien visibles, pero también por lo aquilatado de su precio y por cómo mantiene esa misma tónica en los abundantes paquetes de equipamiento con el que se puede enriquecer el coche en materia de confort, de estilo y de seguridad.
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