Parecida situación a la de antes se ha dado ahora, puesto que el Mii es prácticamente una réplica del Volkswagen up¡, ya en el mercado, como el Mii, y del Skoda Citigo, que se incorporará en breve a esta serie de modelo pequeños, pero con alto contenido en prestaciones, del Grupo Volkswagen.
La marca española se ha apuntado con muy buenas maneras a un tipo de coche que la crisis está llevando al punto de referencia de las preferencias de los consumidores; no hace falta más que ver en qué segmentos se detecta el mejor comportamiento de las matriculaciones en los últimos meses.
El Seat Mii se basa, sobre todo, en una gran sencillez de gama, pues sólo oferta un motor gasolina de tres cilindros, culata multiválvulas y potencias diferenciadas en 60 y 75 CV.
Esta versión de 75 CV tiene más polivalencias y ventajas que la de 60 CV, por el simple comportamiento del motor. Como tarjeta de presentación deja un ruido bastante amortiguado para lo que se estila en otros bloques de tres cilindros. Se trata de un propulsor alegre, mediatizado, sí, por su escasa cilindrada que le lleva a ser algo remiso en las aceleraciones a salida parada.
Siendo elástico como es en la circulación urbana, donde admite, sin aparentes ahogos, dejarse llevar en la parte baja del tacómetro, en carretera, por el contrario, demanda posiciones del cuentavueltas muy por encima para garantizar un mínimo nivel de respuesta.
Y, sin embargo, en todo momento se apunta a un nivel de consumo sobresaliente, incluso en el ámbito urbano donde es muy normal conducir con promedios de gasto no muy superiores a los siete litros cada cien kilómetros, un umbral que queda por debajo de los cinco cuando se circula por carretera. De promedio, no ha llegado a seis litros en el transcurso del test.
Prestación tan digna de elogio se acentuarán con mejores registros de gasto de carburante y de emisiones de CO2 con la inmediata llegada de las versiones Ecomotive, que incorporarán el sistema de parada y arranque automático start and stop.
El concurso de una caja de cambios manual de cinco velocidades (hay otra versión de transmisión pilotada del mismo número de relaciones) es idóneo, aunque se deja sentir el leve inconveniente del muy largo desarrollo de la tercera y la quinta velocidad. Su operatividad desde la palanca se hace con rapidez y precisión, salvo en lo que toca a los engranajes de la marcha atrás, que cuesta concretarlos.
La dirección cumple con su función de posicionar el coche en su punto justo a la hora de trazar. Los frenos, aún con el ya algo obsoleto sistema de tambores en el tren trasero, se limitan a su misión de forma discreta, aunque el ABS se revele algo intrusivo en su acción.
Las reducidas dimensiones le hacen idóneo para surcar las calles de la ciudad, apoyado también en un radio de giro muy que hace sumamente fáciles la maniobras rápidas e improvisadas que hay que ejecutar en las estrecheces circulatorias de las vías urbanas.
Si hay un punto fuerte en el Seat Mii es el de su dinámica. En el coche, pequeño, como lo avalan sus 3,56 metros de longitud, se deja sentir enseguida un más que aceptable trabajo sobre los elementos dinámicos.
Es por ello que anda con una sensación muy suave, que no quiere decir bajo ningún concepto, insegura, de agarre al firme, al tiempo que de una gran ligereza y esas cualidades se dejan sentir con poderosos argumentos cuando se le lleva por carretera.
Los puntos fuertes de este coche se han apoyado en esos dos conceptos de suavidad y ligereza que no limitan en absoluto plena solvencia en los apoyos y la estabilidad a la hora de trazar, aunque en algunas situaciones forzadas es inevitable, sin grandes riesgos, algún que otro desajuste del tren trasero.
En el compendio de ambos calificativos figura una carrocería limitada en peso a sólo 270 kilogramos y el uso de aceros laminados en caliente en montantes y secciones de la plataforma.
Esa ligereza en la carrocería permite la instalación de motor, tubo de escape, transmisión, depósito de combustible y tren de conducción más pequeños, y todo ello hace que la rigidez de la estructura del Mii esté optimizada en un 34 % respecto de la del Arosa.
Pequeño no es sinónimo de descuidado o de racanería en lo referente a seguridad. El Seat Mii, como sus modelos parejos de las marcas hermanas, cuida con detalles interesantes este apartado. Entre las novedades figura, como opción, el Asistente de Frenada en Ciudad, llevado por primera vez a un modelo radicalmente urbano cuando todavía no figura, ni como posibilidad, en otros de segmentos superiores.
Este sistema, combinado con el control de estabilidad advierte al conductor, e incluso llega a la frenada ante un obstáculo no advertido, siempre que circule con un rango de velocidad entre 5 y 30 km/h.
Queda también en los anales del equipamiento, igualmente como opción, el llamado Seat Portable System, un buen instrumento en pro de una conducción más eficiente, pues expone en una pantalla extraíble todos los datos referentes a consumo, velocidad media, tiempo de guiado y recomendaciones sobre cambio de velocidad, entre otros.
Añade otras funciones relativas al sistema de navegación y al teléfono de manos libres con control de voz, al tiempo que se puede combinar con el sistema multimedia de radio y MP3. La marca anuncia la preparación del sistema a posibles aplicaciones de futuro.
Rompe también con el concepto de pequeño un habitáculo en el que se sientan con suficiente capacidad de movimiento hacia los lados y por arriba hasta cuatro pasajeros. Los asientos delanteros son confortables sin más, y recogen la zona lumbar, así como el apoyo de la cabeza, pese a que disponen de reposacabezas integrados, no regulables.
La disposición de los distintos utensilios de manejo está bien adaptada para el alcance manual y visual con un alto componente intuitivo.
La percepción de calidad es más que correcta y, aunque abundan plásticos, éstos no transmiten una sensación de abandono ni de un supuesto apriorismo sobre la baja segmentación del Mii.
Las formas externas del coche cuajan en un aspecto muy resultón, por delante, con una parrilla trapezoidal en marcada en negro sobre la que impera el logotipo de Seat. Los faros delanteros son grandes y esculpidos en formas geométricas llamativas.
Por el lateral no escapan a la vista los cortos voladizos y unos pasos de rueda bien enmarcados, mientras que en la zaga, la angulosa caída del tercer pilar y los pilotos en forma triangular son una concesión modernista bien lograda.
De precio está para tener una buena respuesta en el mercado en estos tiempos algo angustiosos. Se posiciona más que correctamente respecto a la competencia, pero añade ese punto atractivo del recién llegado. Optar a lago más implica pase por caja, porque muchos de los equipamientos más atractivos e interesantes se ofrecen en paquetes opcionales.
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