El compacto de Ford se ha posicionado como el modelo alternativo a las opciones francesas, como los Megane, C4 o 308 y el alemán Astra, y a los que en los últimos años se han sumado modelos coreanos como los i30 o cee´d. Es decir, justo un peldaño por debajo de la opciones más elitistas y premium -y por qué no decirlo, más costosas- como los Auris, Golf, Serie 1 y A3. Esa guerra fratricida en el segmento de los compactos se extiende desde la década de los ochenta, con aquellos Escort que se hicieron populares en la lucha contra los Kadett.
Ahora ya no basta tener un buen diseño, un correcto comportamiento rutero y unas prestaciones de escándalo para triunfar en el segmento medio. La demanda indica que los ganadores corresponden a gamas de modelos con equipamientos generosos y precios de choque, amén de campañas de marketing muy bien estudiadas. El nuevo Focus cuenta con un legado que no se gana de forma espontánea, como es la notable fiabilidad de las dos generaciones anteriores. Por ello, quizás en Ford han tenido las cosas claras a la hora de promocionar el pre lanzamiento de su compacto, cuando nos invadÃa con imágenes de sus millones de kilómetros completados en los test previos, de ser un modelo global, etc.
Y ahora, todo se centra en la gama de motores Ecoboost cuya punta de lanza es la variante que es objeto de nuestra prueba, el 1.0 litros de tres cilindros.
No vamos a ahondar en las caracterÃsticas generales del Focus, pues hay numerosa y cuantiosa información del mismo. Sabemos ya que tiene un diseño continuista, unos acabados por encima de la media y un espacioso interior, asà como un comportamiento rutero sobresaliente combinado con un confort de marcha bastante logrado.
Lo verdaderamente novedoso es el nuevo motor Ecoboost de gasolina, que como hemos dicho posee como principal caracterÃstica el que se trata de un 3 cilindros (en lugar de los habituales 4) y que merced a ello logra unos consumos teóricos que se sitúan al nivel de los diesel. Para ser consecuentes con las virtudes que enumeraremos a continuación (y sus posibles defectos), debemos partir de la premisa que se trata de un motor de apenas 999 cm3. Para rendir 125 CV -o 100 CV en la menos potente- recurre a la inyección directa, distribución variable y un turbocompresor.
Con la experiencia de haber conducidos otros automóviles con motores de 3 cilindros, el primer "toque de atención" lo recibimos nada más arrancar el Focus... y es que casi no percibimos nada. Ni ruidos extraños, ni vibraciones; es muy difÃcil discernir entre si el motor ha logrado arrancar o no. Sobre todo si estamos en un entorno de ciudad o de relativo ruido externo.
Y lo siguiente en sorprendernos es la facilidad que tiene para "tirar" desde parado los 1.300 kilos en orden de marcha de este Focus. Esperábamos cierto amago de calado y de hueco en la aceleración inicial... nada de eso. Con cero vibraciones y un sonido hasta agradable, la aceleración en primera velocidad deja con la boca abierta a los más incrédulos. Me jugarÃa que a más de uno podrÃa engañársele haciéndole pensar que lo que escucha es un motor gordo (cerrando los ojos, abriendo las ventanas y apurando la primera, el sonido es muy parecido al de un V8 bien silenciado... en serio!!!)
En marchas superiores, en las que se entremezclan otra clase de ruidos como el de rodadura y el del aire, el motor pasa bastante desapercibido en un uso ordinario. Ni siquiera apurando la escala del cuentavueltas es capaz de emitir un sonido "feo". Da gusto conducir por encima de las 4.000 rpm sin la imperiosa necesidad de subir una marcha.
La capacidad de aceleración está en lÃnea con lo que se espera de un motor 1.6 litros y 125 CV, es decir, más que suficiente para el conductor medio y en todo tipo de condiciones. Oficialmente acelera de 0 a 100 km/h en 11,3 segundos y alcanza una velocidad máxima de 193 km/h.
Pero si por algo debe destacar también este motor Ecoboost es por su consumo y, a tenor de lo indicado en el ordenador de a bordo (a falta de someterlo a nuestra exigente y reconocida prueba de largo consumo), es capaz de recorrer kilómetros de forma sobria. Eso sÃ, es algo más sensible al estilo de conducción que otras mecánicas, por lo que el consumo que logremos va a ser directamente proporcional al uso de las técnicas de conducción eficiente que practiquemos.
En un uso real combinado de ciudad, carretera y autopista, es fácil rondar los 6 litros a los 100 kilómetros. Se trata de entre 1 y 1,5 litros menos que otros motores equivalentes y ronda las cifras de los diesel. Por lo tanto y dejando de lado algunos hÃbridos, este nuevo motor de Ford se plantea como la opción de gasolina más económica, incluso para modelos de la competencia de menor potencia.
El Auto-Start-Stop colabora en la reducción de consumos en ciclo urbano, actuando de forma discreta y correcta, en la media de lo visto por su competencia.
Otro aspecto en el que destaca el Focus es por sus posibilidades de equipamiento. Nuestra unidad de prueba se trataba de la versión Titanium con el paquete opcional Tech, es decir, auténticamente "full". Es el paquete Tech precisamente el que más innovadoras soluciones aporta, inalcanzables por la mayorÃa de sus competidores (incluidos los premium Audi,BMW y Lexus).
El asistente de aparcamiento funciona de forma muy correcta, encontrando rápidamente los huecos disponibles (a ambos lados) y realizando la maniobra a la primera en la mayorÃa de la ocasiones, permitiendo incluso una corrección en caso de ligera desviación sobre el aparcamiento ideal. Con él podremos prácticamente olvidarnos de la necesidad de aparcar en lÃnea, limitándonos a mover el coche a una velocidad reducida mientras él se encarga de mover el volante e indicarnos cuándo empezar y cuándo terminar.
El detector de ángulos muertos también actúa de forma correcta y ajustada a lo esperado, si bien gracias a los últimos y eficientes retrovisores que incorporan la mayorÃa de vehÃculos modernos, la utilidad de este avanzado sistema se limita a conductores poco responsables que no adecúan su posición al volante.
Otra de las funciones de que dispone el paquete Tech, es la de reconocimiento de las señales de tráfico. Funciona muy bien con las de velocidad, indicándonos en todo momento cual es la última indicación al respecto de tal forma que no dudaremos de qué velocidad es la máxima para la vÃa en la que circulamos. El principal hándicap proviene por la confusión que genera en algunos momentos las señales indicadoras de reducción de velocidad en los carriles de deceleración de las carreteras y autopistas, de tal forma que el sistema de abordo puede pensar que corresponde a la velocidad relativa a la vÃa por la que circulamos (y no la del carril de deceleración).
Además de todas estas funciones, suma la del monitor de conducción segura (detecta un cambio en el modo de conducir que indica un reducción de los niveles de atención); el control automático de las luces de larga distancia (cambia automáticamente entre las luces de carretera y las de cruce si detecta vehÃculos en sentido contrario al nuestro); el aviso de cambio involuntario de carril (mantiene en menor medida el coche dentro del carril en autopista y carreteras rápidas) y el Active City Stop, que ayudar a la reducir la posibilidad y las consecuencias de una colisión con el vehÃculo que circula delante de nosotros en tráfico lento, aplicando los frenos ante una colisión inminente.
En resumen, un equipamiento que puede ser tan extenso y completo como queramos, pudiéndose igualar al de berlinas medias y altas de gama. Todo, sin que el bolsillo se vea particularmente castigado pues en Ford se han aplicado el lema de que la tecnologÃa de última generación debe estar disponible para todos.
|