La nueva generación, la tercera, del compacto Mazda3 recoge los conceptos propios de esos dos mundos, incomparables por sus diferencias. Y lo hace con un concepto como KODO, o alma en movimiento, que resume el hacer de la firma de Hiroshima en los dibujos y diseños del coche, junto a una tecnología palpable en resultados como la SKYACTIV, solventada en actuaciones en carrocería, frenos, transmisiones y motores, que se traducen en mejoras sensibles de consumo y de emisiones de CO2.

Mazda no elude los retos medioambientales a través de las movilidades de energía limpia más avanzadas, como los eléctricos y los híbridos, pero su apuesta está más al pie de la realidad, al entender que hay margen de actuación en las motorizaciones convencionales para conseguir estos objetivos de ahorro. SKYACTIV es su baza. Tanto, que quiere llegar a constituir el 80 % de sus ventas.

KODO y SKYACTIV, la poesía y la prosa de Mazda, pues, se conjugan en el compacto 3, como lo hicieron anteriormente en el crossover CX-5 y la berlina media alta 6. Y no hay restricciones, porque se plantean en todo lo alto en la gama de su modelo más vendido, desde el primer escalón.

Este se concreta en la versión con motor de gasolina de 1.5 litros y 100 CV de potencia, un motor que la marca estrena en el modelo y que EFE ha tenido la oportunidad de probar. Un motor ligero, conforme a los cánones SKYACTIV, en una gama que ha reducido el peso hasta 70 kilogramos en relación a la generación anterior, con números que lo delatan como el pequeño de la familia, pero no por ello renuncia a un santo y seña como esa relación de compresión 14:1, la más alta de un coche producido en serie.

El funcionamiento trasmite desde el primer sonido suavidad y silencio, con lo que en el apartado del confort cumple con resolución. En el protagonismo de ese logro, como compensación a los inconvenientes que pueda acarrear tan alta relación de compresión, figura la receta de un sistema de escape de colectores largos y mejorías en la pulverización del combustible.

El contenido técnico del motor se asienta en una reducción del peso, por medio de cigüeñal, pistones y bielas, ahora de componentes más ligeros. No se ha eludido una rebaja de la fricción optimizando el sistema de la cadena de distribución y una mayor eficacia de la bomba de agua.

En la marcha mantiene un tono agradable, aunque necesita del fuerte componente vitamínico de llevarlo en regímenes altos, en el entorno de las 4.000 vueltas para asegurarse reacciones rápidas, sin caídas del motor. Por ejemplo, debajo de ese umbral, tiende a quedarse en las subidas y demandar la reducción del cambio de marchas para insuflar régimen de giro.

En las recuperaciones no se muestra excesivamente espabilado, pero tampoco dormido. La tranquilidad se asegura con lo ya expuesto: alto régimen de vueltas.

Puede parecer un inconveniente, pero lo es menos, cuando se comprueba que este motor, aún con su ADN algo revolucionado, aporta en el consumo un digno registro, que en prueba ha llegado a los 7,5 litros de media, en escenarios de conducción de lo más variopinto: carretera, ciudad y bastantes atascos.

En este buen síntoma no es desdeñable el sistema de parada y arranque automáticos del motor, o i-stop, en las acepciones propias de Mazda, muy equilibrado y fiable en su funcionamiento y con la ventaja de que la parada se concreta con un fuerte apretón del freno, lo que evita desconexiones a destiempo cuando, por ejemplo, se llega a un cruce sin preferencia y, si la situación lo permite, se exige rapidez de reacción.

La versión más humilde del Mazda3 se asocia únicamente a una caja manual de seis velocidades, tomada, en este caso, del roadster MX-5, con cambios adecuadamente sincronizados, si bien bastante elásticos en las relaciones cortas. Este componente también se ajusta a las propiedades SKYACTIV en sus pretensiones de ligereza, suavidad y rapidez en los engranajes, por otra parte, facilitados por el óptimo funcionamiento de la palanca de cambios.

El Mazda3 es de los modelos más largos del segmento compacto y, quizás ello ha influido en mantener su distancia. Concede solo muy leves modificaciones a la altura y los voladizos (a la baja), además de a la anchura y distancia entre ejes (al alza). Como sea, el nuevo dibujo adopta muchos guiños de arquitectura deportiva.

Ellos se encuentran, sobre todo, en el frontal con una parrilla muy definida gracias a las líneas de su contorno, muy resaltadas toda una firma del modelo. De la puesta en escena no se escapa las sugerencias felinas de los faros.

La estructura del habitáculo se ha retrasado desplazando los primeros pilares (A) 10 cms hacia atrás, lo que da algo más de superficie al capó realzado con relieves a los laterales.

Siguiendo el recorrido visual, la trasera tiene un ángulo de caída que impone un estilo coupe muy fuerte al diseño general del coche. Por todo esto, se está ante un modelo atractivo, de esos que tienden a fijar los ojos y que rompe con bastantes cánones estéticos muy extendidos en este segmento de los compactos. El sentido del término KODO se aplica con rigor.

En el interior, se goza de una buena luminosidad y visibilidad, fruto de la amplia superficie acristalada que rodea al coche. Comodidad, y ya es bastante, en los asientos, tanto en la parte de banqueta como de respaldo, y, adecuada, la sujeción. Aceptable la separación entre filas, donde la marca no ha hecho ningún trabajo de ampliación de este espacio, y la corrección del aprobado, para la ocupación por el pasaje de la segunda fila de asientos.

Mazda ha trabajado bien, pero desde lo práctico, los elementos ergonómicos del coche, donde casi todo está al alcance, sin esfuerzo, de la vista y de las manos. Y se dice casi, porque el testigo del cuentarrevoluciones, por su escaso tamaño se esconde sin poder tener la visión precisa de un elemento de control importante. Opuesta a esta microdimensión, está la macro de la pantalla TFT de siete pulgadas en la parte superior de la consola central, fija, y demasiada expuesta a la vista exterior, lo que induce a un motivo de preocupación ante posibles actos de vandalismo hacia el coche.

El sistema de gestión de las distintas aplicaciones de conectividad mediante una rueda en el túnel central es rápido de asimilar y muy sencillo de manejo. Lo mismo puede decirse del navegador, intuitivo y de alta precisión en la información que suministra al conductor.

La anterior alusión a la mayor anchura y menor altura de la nueva generación del Mazda3 compone una figura muy estable a la hora de circular con el coche, ampliada además por la rigidez del chasis y otros elementos del caparazón, enriquecidos en el nuevo modelo con más porcentaje de aceros de alta resistencia.

El Mazda3 rueda con buena adherencia al firme, impone la ley de la confianza en las tomas de curvas sin comportamientos extraños de los trenes ni molestos balanceos. Sobrio, pero muy seguro.

Una dirección, muy levemente directa en exceso, impone alguna precaución de primera hora en el manejo, pero pronto las dudas se disipan ya que el tacto se hace familiar muy rápidamente. La frenada es potente y rápida en la mordedura, con un sistema antibloqueo muy predecible y efectivo.

La versión de prueba está asociada a los niveles de equipamiento menos dotados, pero aún así puede presumir de elementos esenciales que con el tiempo reclaman mayores demandas por parte de los consumidores. Están los sistemas de control de estabilidad y tracción, el de retención de arranque en pendiente, los sensores de luces y limpiaparabrisas, y el llamado i-eloop o freno regenerativo, que se vale de un condensador-acumulador para almacenar, en forma de electricidad, la energía recuperada en las desaceleraciones.

El componente económico puede tener un efecto arrastre hacia la toma de decisión de la compra bastante importante. A los atractivos exteriores e interiores del coche se suman valores como el consumo y las emisiones de CO2 limitadas de tal modo que la gran parte de la gama queda fuera del Impuesto de Matriculación a adscrita a los beneficios del Plan PIVE. Por si persisten las reticencias, la marca anuncia promociones especiales, vinculadas a la fidelidad.