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Lanzado al mercado a finales del 2015, el Kadjar cuenta con una férrea competencia entre la que sumamos, al menos, una treintena de modelos si, metro en mano, no somos demasiado estrictos. Dos cualidades son por tanto primordiales "para empezar a hablar": que el diseño guste y que su precio sea atractivo. A partir de ahí, podemos seguir hablando. Este Renault, como el resto de los modelos actuales de la firma del rombo, no destaca por ser el más arriesgado en sus líneas -en la casa parecen haber aprendido de los errores del pasado-, pero es resultón.

En el interior, el aspecto visual va en la misma línea y si bien los acabados no son sobresalientes, tampoco desentonan excesivamente. Eso sí, en equipamiento el Kadjar puede ir hasta las cejas. Elementos como la alerta de cambio involuntario de carril, de proximidad, asistencia al aparcamiento, control de velocidad, ángulo muerto, asistente de frenada, reconocimiento de señales y un completo sistema multimedia que Renault denomina R-Link 2.

Cinco adultos viajarán cómodamente por varios motivos: el mullido de los asientos es especialmente cómodo (norma de la casa), las suspensiones no son secas y el equipo de sonido tiene muy buena calidad. Sin embargo, nos pareció mejorable la gestión electrónica del climatizador, pues además de algo lento en alcanzar la temperatura deseada, no es capaz de impedir que se empañen los cristales aún con ella en funcionamiento. La capacidad del maletero, cifrada en 472 litros o 50 litros más si contamos el doble fondo, es excelente.

De las tres opciones mecánicas disponible por el momento (una gasolina de 130 CV más dos diesel de 110 y 130 CV), nos decantamos durante la semana de prueba por la más potente diésel, asociada al bloque dCI de 1.6 litros y una caja de cambios manual de seis relaciones, así como la tracción total 4x4. Se trata de una combinación ideal, pues mueve con soltura al Kadjar a cambio de muy poco consumo, pues en nuestra prueba -de más de 700 kms- promedió 6,9 litros a los 100 kms en situaciones de todo tipo, incluyendo las tediosas y "gastonas" sesiones de foto y vídeo. Eso sí, por debajo de 1.700 rpm se muestra perezoso, aunque igualmente útil si lo que queremos es viajar con sosiego.

El comportamiento del Kadjar en carretera convence desde el primer momento, con unas suspensiones muy bien equilibradas -especialmente en esta variante 4x4 y cuanto más rápido el trazado mejor- y en el que sólo una asistencia excesiva y de gran filtrado en la dirección limitan las sensaciones finales. Fuera del asfalto, este Renault permitirá a la gran mayoría cumplir con sus aventuras, si obviamos evidentemente incursiones trialeras de excesiva dificultad. Su tracción total, que puede elegirse en el modo Auto o el de bloqueo (hasta 40 km/h) nos sacará de más de un apuro y gracias a una elevada altura de suspensión y ángulos de ataque y salida bastante generosos, no habrá camino que se nos resista. Esto junto a un habitáculo especialmente amplio, hace que el Kadjar se convierta en un compañero de aventuras óptimo.

En defintiva, el nuevo Renault Kadjar presenta argumentos convincentes para inmiscuirse en la batalla por las posiciones más altas del ranking de SUV, si bien es cierto que la competencia es muy buena y que llegan nuevos y renovados contrincantes.