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Pruebas
Prueba del Mini Cooper SE: el `minieléctrico` más divertido.
Mini es una marca que no para de reiventarse desde que nació en 1959 con una solución de movilidad en tamaño pequeño, pero dinámica y espaciosa para sus medidas. En un momento en que el automóvil va a pasos agigantados hacia la electrificación, Mini amplia su gama con el primer vehículo 100% eléctrico de su historia.

 Javier Millán - Publicado el 28/febrero/20
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Al contrario que el híbrido enchufable Mini Countryman Cooper S ALL4, que es carrocería de 5 puertas, el eléctrico que nos ocupa es un 3 puertas.

Frente a éste también es más potente, ya que su motor eléctrico ofrece 184 CV, frente a los 136 CV del hibrido enchufable.

El Cooper SE equipa una batería de 32,6 kWh con la que puede recorrer hasta 234 kilómetros con cero emisiones.

Como sucede con todos los eléctricos, en esa distancia máxima influye el tipo de conducción y si abusamos de la climatización o de los asientos calefactables.

Para jugar con la autonomía contamos con cuatro modos de conducción (Sport, Mid, Green y Green+) que influyen en la forma en que el motor entrega la potencia.

Complementarios a éstos son los dos tipos de frenada regenerativa que monta el coche: El primero de ellos es el que más aprovecha la energía que se produce al frenar al vehículo, mientras que el segundo no llega a detener el coche al dejar de pisar el acelerador.

El primero digamos que es más brusco, porque para con decisión el coche, de ahí que no sea recomendable su uso en autopista y sea mejor emplearlo en ciudad.

La selección de uno de otro se hace desde una palanca (como es tradicional en Mini en vez de los botones tradicionales) que hay en la zona situada por debajo del climatizador.

Tanto uno como otro pueden ser utilizados para hacer una conducción denominada de un solo pedal. Que llegamos a una retención, pues dejamos de pisar el acelerador y el coche se detiene (de una forma casi inmediata o más progresiva, en función del modo elegido) sin tener que accionar el freno.

En la ruta que hemos hecho por Madrid y una pequeña salida a autopista hemos partido con 225 kilómetros de autonomía (180 km nada más accionar el climatizador) y hemos acabado con 164 kilómetros una hora y 20 minutos después.

Nos ha gustado la respuesta al acelerar (los eléctricos entregan todo el par motor desde el primer instante y de forma continuada. Este Mini pasa de 0 a 100 km/h en 7,3 segundos) y lo estable que es el coche (los ingenieros han adaptado el control de estabilidad a esa inmediatez).

A falta de probarlo durante más tiempo y hacer más kilómetros por autopista, las primeras impresiones reflejan que el Mini eléctrico se mantiene fiel al ADN de la marca y se caracteriza por un comportamiento dinámico parecido al de un Kart.

Tiene un pisar seguro por el reparto de pesos casi ideal del que goza (59% delante y 41% detrás). En la báscula en vacío llega a los 1.365 kilogramos, 145 menos que una versión similar con motor de combustión.

Los tiempos de recarga (del 0 al 80%) de la batería son: 35 minutos en un punto de 50 kW, 2,5 horas en uno de 11 kW, 3,2 horas en 7,4 kW y 12,5 horas en un enchufe doméstico de 2,3 kW.

Está a la venta con cuatro acabados S, M, L y XL.

Desde el más básico son de serie las luces led, la climatización bizona, la calefacción con bomba de calor, la calefacción auxiliar, el freno de mano eléctrico y el navegador Connected Navigation, entre otros elementos.

En comparación con el Mini de 3 puertas con motor de combustión las medidas no cambian (3,82 metros de largo, 1,72 m de ancho y 1,41 de alto). Lo que sí varía es que la carrocería del eléctrico está 18 milímetros más elevada para poder albergar la batería, que está situada en los bajos del vehículo, entre los asientos delanteros y traseros.

El maletero permanece inalterable en los 211 litros, que, tumbando los asientos traseros, se pueden aumentar hasta los 731.

Atrás el espacio no es muy amplio con un conductor de 1,80 metros de altura, pero por viajar en un vehículo premium como éste habrá muchos que se sacrifiquen.

En definitiva, Mini ha vuelto a revolucionar un segmento, el de los eléctricos, que va subiendo en ventas de una forma muy lenta, aunque es crucial para que las marcas cumplan con el límite de emsiones medias de C02 para 2020 y que es de 95 gramos.

Frente a sus competidores ofrece diseño (tanto exterior como interior), calidad y un comportamiento muy noble a la par que muy divertido, a un precio (que sin ayudas) supera al del Peugeot e-208 u Opel Corsa-e.

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