La marca Toyota representó la calidad y fiabilidad del producto japonés entre una sociedad –la canaria- que buscaba dejar atrás dolores de cabeza antes de diseños vanguardistas o soluciones tecnológicas que apenas funcionaban los primeros años de vida del automóvil. Era la década de los ‘80 y ‘90 cuando el sector vivió el apogeo electrónico y las marcas alemanas y francesas competían por ver quién lanzaba el producto más extravagante y vanguardista. Unas marcas más acertadas y otras menos, la realidad era que salvo en productos de muy alto precio –léase Mercedes, BMW y en algunos casos Audi- estas nuevas tecnologías no eran más que quebraderos de cabeza para sus ¿afortunados? propietarios.
Toyota, por su parte, no dejaba de ser una marca tradicional y simplicista, en la cual recordamos cómo hasta casi el final de la primera década del siglo XX el climatizador de sus vehículos aún se gestionaba mediante palancas ¡pero no fallaban! Este es un simple ejemplo de cómo en Japón se veía la incorporación de nuevas tecnologías a sus automóviles. Y el consumidor canario lo entendió y asumió, a cambio de una fiabilidad indiscutible. Toyota fue, durante muchos años, la marca más vendida en Canarias y ello fue mérito no sólo del producto en sí, sino de una gestión empresarial liderada por D. Ángel Ferrera y extensiva a todo el staff corporativo.
Ferrera aseguró durante la celebración del 40º aniversario de Toyota Canarias (enlace) que en esas cuatro décadas de trabajo al frente de la importadora “hemos aprendido de la cultura social y corporativa de Toyota el término de mejora continua, respecto a las personas y el trabajo en equipo. El sistema de trabajo de Toyota fue difundido en universidades de todo el mundo y concluimos que habíamos encontrado un fabricante excepcional”. Tal fue la cooperación entre TMC (Toyota Motor Corporation) y Toyota Canarias que se establecieron “vínculos de amistad con la alta gerencia de Toyota a nivel global”.
Aquel 8 de abril de 2013, D. Ángel Ferrera expresó su deseo de “verles a todos en la celebración de los 50 años (de Toyota Canarias)”, una ilusión que tristemente no podrá cumplir pero en la que sin ningún género de duda estará muy presente a título póstumo. Pese a su indiscutible posición social, en el tú a tú era cercano, sencillo y sabía hablarte en un idioma que lograbas entender fácilmente, sin exhibiciones inútiles. Todo un referente.
Desde estas líneas nuestro reconocimiento y afecto a uno de los mayores empresarios y representante de la alta sociedad canaria, a quien el sector del automóvil debe agradecer profundamente su dedicación y excelencia. Descanse en paz señor Ferrera.
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