Desde que en 1997 Toyota, el mayor fabricante de automóviles del mundo, lanzara al mercado el Prius han transcurrido casi treinta años, un tiempo durante el cual la industria del automóvil ha tenido que ir adaptándose a las cada vez más restrictivas normativas anticontaminación, primero mediante el uso de catalizadores, aditivos, u otros métodos con los que aliviar la emisión de gases nocivos a la atmósfera y, más tarde, con la introducción de vehículos híbridos o eléctricos en los catálogos de las principales marcas.
LA APUESTA HÍBRIDA
Varios prestigiosos fabricantes europeos se marcaban como propósito al principio de la actual década el que, mediada esta, en 2025, el cincuenta por ciento de sus ventas procediera de los coches eléctricos, un objetivo que hace pocas fechas ha sido replanteado y atrasado hasta 2030, como poco, por alguno de ellos. Además, recientemente también son varios los que han comunicado que evolucionarán sus motores de combustión interna e incluso que podrían lanzar algunos nuevos que cumplirán con las normas de emisiones Euro 7, que entrarán en vigor en 2027. Este tipo de anuncios y decisiones por parte de grandes fabricantes –como Mercedes-Benz o BMW, por ejemplo– no hace más que confirmar el hecho de que el vehículo eléctrico puro no parece que vaya a imponerse como única alternativa de movilidad en automóvil en el futuro, sino que más bien será una de ellas. El hecho es que, dependiendo del país o del territorio que se analice y de su situación socioeconómica, parece claro que las motorizaciones híbridas e incluso las térmicas seguirán teniendo un gran peso en la movilidad del futuro frente a las exclusivamente eléctricas.
En este sentido, Toyota siempre ha seguido una hoja de ruta basada en la hibridación. De hecho, en su momento, la firma fue bastante criticada por gran parte de la industria automotriz por no apostar decididamente por el vehículo 100% eléctrico. Aunque nunca rechazó de pleno diseñar coches equipados con esta tecnología –un ejemplo es el bz4X que podemos encontrar dentro de su gama actual–, la firma japonesa ha seguido confiando en que el futuro pasa por la combinación de motores de combustión interna con eléctricos, que son los que equipan la gran mayoría de sus modelos híbridos (HEV) o híbridos enchufables (PHEV).
De lo que no cabe duda es de que existe un consenso creciente acerca de que en determinados medios de transporte (aviones, barcos, camiones de gran tonelaje, etc.) el uso exclusivo de baterías no es viable a medio plazo, por lo que la utilización de los carburantes sintéticos (e-fuels) parece ser la mejor alternativa. A diferencia de los biocombustibles, estos no afectan a la cadena alimentaria (por el uso de plantas comestibles por el ser humano, etc.), ni fomentan la deforestación, sino que se obtienen gracias a un proceso químico a partir del hidrógeno.
NUEVOS MOTORES DE COMBUSTIÓN INTERNA
Junto a Subaru y Mazda, Toyota ya trabaja en el desarrollo de nuevos propulsores de combustión ideados exclusivamente para ser utilizados en combinación con motores eléctricos en automóviles híbridos. Serán más ligeros y compactos, lo que permitirá rebajar la altura del capó y diseñar carrocerías más eficaces aerodinámicamente. Además, en sus diferentes variantes podrán funcionar con gasolina y con combustibles de bajas emisiones o neutros en carbono, como el hidrógeno y el e-fuel.
La idea con estos nuevos motores es conseguir la “neutralidad de carbono”, que se basa en que la cantidad de CO2 que emitan a la atmósfera sea como máximo la que se capturó para la fabricación del combustible que los alimenta. Y es que, para Toyota, el enemigo no es el motor térmico, sino el carbono.
Queda claro por tanto que el camino escogido por Toyota de ofrecer múltiples vías para alcanzar la neutralidad de carbono, que van desde el hidrógeno hasta los eléctricos puros pasando por los híbridos, parece ser el más adecuado para afrontar la movilidad del futuro.
Para concluir, unos datos para reflexionar: en el primer trimestre de 2024, Toyota vendió 2,4 millones de vehículos, de los cuales, un 40% eran híbridos (gasolina-eléctrico); mientras, que sólo el 2,9% de sus ventas fueron de modelos eléctricos puros, de pila de combustible o híbridos enchufables. Por otra parte, en la actualidad, en Europa, las ventas de vehículos eléctricos de todas las marcas representan poco más de una décima parte del mercado total.
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