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Pruebas Prueba del Audi R8 5.2 FSI 525 CV Quattro: corazón alemán y rabia italiana.
La primera entrega del Audi R8 sorprendió a los amantes de los deportivos de carácter GT por sus prestaciones y la versatilidad de uso y con la segunda, aún más, porque al corazón alemán de este espectacular coche se ha unido el carácter, la rabia italiana, de un motor que da pulso de carreras.
Cien caballos más marcan la diferencia con el "turístico" R8 equipado con el motor V8 y 110 Newton por metro más en la entrega de par. La distancia es contundente y ha dado lugar a un GT redondo, capaz de ofrecer al conductor sensaciones únicas y en cualquier escenario, da igual que sea el urbano, en el que el R8 es dócil como un utilitario, o en un circuito de velocidad, en el que las prestaciones posibles exigen del piloto un determinado nivel de
conducción, a pesar de que el coche perdona muchos errores.
Lo dice todo, o casi todo, su capacidad de aceleración, de 0 a 100 km/h en 3,9 segundos, y su vertiginosa punta de velocidad, de 316 km/h.Este R8 parte de un bastidor y una carrocería de construcción ligera, fabricada en aluminio, de sólo 210 kilogramos, con una elevada rigidez torsional. Los perfiles extrusionados de aluminio constituyen el 70% de la carrocería en bruto, los nudos de fundición en vacío un 8%, y las planchas de aluminio, unidas en este esqueleto por adherencia, suponen el 22%. El marco autoportante del motor está fabricado en magnesio.
En la construcción del R8 V10 se utilizan 99 metros de cordón soldadura, 782 remaches y 308 tornillos autorroscantes se utilizan en la unión de la carrocería. En el resultado final: el R8 5.2 FSI quattro, que presenta un reparto de peso entre los ejes del 44% delante y el 56% detrás. El
peso total es de 1.640 kilogramos.Un elemento importante en la construcción del R8 es la pared que separa el habitáculo del motor, fabricada con materiales especiales para reducir la acústica y la temperatura irradiada hacia el interior del coche, al tiempo que el cristal utilizado está fabricado en vidrio acústico.
Este R8 mantiene el diseño del V8, con las diferencias del distintivo V10 en los laterales delanteros y las tomas de aire para el motor, el radiador de aceite y los frenos traseros, que en este caso con más anchas. Dominan, especialmente en la zona trasera, los detalles en negro brillante.Otra diferencia significativa son las luces. El R8 V10 es el primero del mercado (el siguiente es el nuevo A8) en montar diodos luminosos (LED) en las luces de cruce y carretera, así como en la luz de marcha diurna y en los intermitentes. Con una temperatura de color de 6.000 grados Kelvin, la luz LED resulta es la más parecida a la luz diurna blanca, además de que su consumo drásticamente inferior al resto de los sistemas y la vida útil de los LED es prácticamente ilimitada.
El interior es idéntico a su hermano de gama. Comparte la generosidad de espacio y la combinación de ambiente racing con el de una berlina de lujo, con una gran visibilidad desde todos los ángulos. El conductor obtiene siempre una confortable posición de conducción, aunque se trate de una persona alta.
La joya de este R8 es un motor V10 muy musical, con una entonación muy bien afinada, en el que conjugan las notas bajas con las agudas, gracias a dos válvulas de sonido en el sistema de escape, que modulan el volumen y el timbre en función de la carga y de las revoluciones. Este V10, en ángulo de 90 grados, es la elección perfecta, en opinión de Audi, para un deportivo de su naturaleza, porque frente a un V8 puede girar más fácilmente, favorecido por elementos de menor tamaño, y ante un V12, necesita de menos componentes.
Este motor también es de construcción ligera, en la que han empleado materiales ultrarresistentes para contrarrestar el elevado régimen de giro (8.700 r.p.m.), de modo que sólo llega a los 258 kilogramos, 31 más que el V8. El motor es atmosférico y está alimentado con la inyección directa FSI del grupo Volkswagen, este V10 hace un consumo medio muy contenido teniendo en cuenta su carácter racing de 13,7 litros cada cien kilómetros.
Aunque esta disponible con cambio manual, la transmisión idónea para este R8 es la de doble embrague R Tronic, con una configuración que admite todo.Las operaciones de cambio, al estar seleccionada la relación previa o posterior, según el momento de conducción, son muy rápidos. Ello produce en la conducción un incremento de sensaciones racing. Si se quieren realizar salidas fulgurantes, el sistema dispone de un control de lanzamiento muy eficaz (Launch Control) con el que se obtiene, esos 3,9 segundos en el 0 a 100 km/h.
Con la transmisión se combina el sistema de tracción Quattro de la marca, con un mayor reparto de par hacia el eje trasero. La tracción integral le da al R8 un comportamiento en curva extremadamente rápido y consistente, poniendo el límite en extremos en los el nivel de conducción exigido es muy elevado.La llegada a las curvas a bordo de este R8 V10 es velocísima, y sin demasiados problemas se puede detener, gracias a un potente equipo de frenos que está a la altura, formado por grandes discos cerámicos con fibra de carbono, cuyas cualidades son la ligereza, la resistencia y la duración.
Otro de los capítulos eficiente del R8 es la amortiguación, encomendado al sistema Audi Magnetic Ride, cuyos amortiguadores modifican el comportamiento de forma permanente al perfil de la conducción y del suelo. El sistema consisten en la utilización de amortiguadores rellenos con un fluido viscoso cargado de partículas que reacciona a una carga eléctrica, de forma que varían la densidad del líquido.
La conducción del R8 no es complicada. Admite una variada tipología de conductores, siempre y cuando no afloren tentaciones de sacar el mayor rendimiento al V10. El coche es muy ágil. Puede llegar a las curvas muy rápido y detenerse en muy pocos metros. Ya en la línea de la curva, la tracción integral admite más errores con el gas que los GT de tracción trasera.
A pesar de sus cualidades de carreras, el equipamiento de este R8 está caracterizado por el lujo, con elementos de serie como los tapizados de cuero, asientos térmicos, sistema de navegación plus, sonido Bang & Olufsen o climatizador automático.
Y todo a un precio (en torno a los 160.000 euros) que puede ser considerado muy atractivo frente a sus variopintos competidores, ya que en algunos casos la diferencia es de casi un 50%.
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