Volkswagen Touran 1.6 TDI 105 CV: cadena genética.

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Volkswagen Touran 1.6 TDI 105 CV: cadena genética.

Angel Alonso - Publicado el 28/12/10

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Los distintos modelos no llevan ya el nombre del santo y seña de la marca de Wolfsburg, salvo el caso del Golf Plus, y hoy, el descapotable atiende a la denominación Eos y el monovolumen se deja llamar Touran, pero todos llevan la inconfundible huella de una creación que en seis generaciones mantiene inagotable su prestigio.

El nuevo Touran, o su segunda generación, llega a los mercados siguiendo la pauta de la amplia familia de compactos de Volkswagen, es decir aplicando esa especie de principio de Lampedusa de que es preciso que algo cambie para que todo siga igual.

El Touran de ahora es continuismo del predecesor en estado puro.
Por fuera, se limita a modernizar la arquitectura del coche y poco más, por los que encontrarle las siete diferencias del juego visual requiere más de un par de vueltas por todo su contorno. Por insistir en ese conservadurismo, apenas se han variado, en unos milímetros, las cotas exteriores.

En los interiores, más de lo mismo, pero en un plano positivo, porque la tendencia acertada de Volkswagen de una visión inmediata de buenos componentes y mejores acabados sigue en todo lo alto. Y no solo eso: es también proverbial esa excelente disposición de los instrumentos de conducción y de control con los que cualquiera se familiariza casi al instante.

Que no se busquen en el nuevo Touran goyerías y fruslerías poco prácticas: todo lo más un buen juego de cromados, muy discretos, que son la única concesión a la frivolidad y a esa forma de entender el lujo tan particular en la matriz de uno de los consorcios automovilísticos más reconocidos en el mundo.

En aras a esos elementos prácticos, el concepto de monovolumen hace aflorar bastantes en las formas de huecos portaobjeetos diseminados por todo el habitáculo y en la parte superior del salpicadero con un guantera extra de destacable capacidad, sin olvidar otro profundo hoyo en el túnel central.

La sobriedad del escenario para nada está reñida con una comodidad que, enseguida, se percibe en los asientos delanteros, de buen recogimiento y fijación, así como en los traseros, donde cada banqueta es de la misma dimensión, es decir no se despista al juego de las cinco plazas con un remedo de asiento central en el que apenas hay espacio para un tercer pasajero, a no ser que sea un niño pequeño.

El maletero tiene unas dimensiones apropiadas a la filosofía de coche familiar del Touran. Ni más ni menos que 695 litros, que lo colocan como uno de los más capaces de la oferta en este segmento.
Ese espacio libre juega a la dualidad de la carga de objetos o a la de añadir dos asientos (opcionales), en los que la comodidad del viajero no va a ser, desde luego, el elemento característico, aunque mejoran en este aspecto algo respecto a otros modelos.

Siguiendo con el maletero, los dos asientos de la tercera fila se pueden recoger dejando un suelo plano y debajo del mismo un sistema de kit antipinchazos. Asimismo, la segunda fila de asientos (que solo se puede retirar quitando los asientos uno a uno, una tarea pesada) se puede desplazar varios centímetros hacía atrás para ganar confort de habitabilidad o hacia adelante para sumar capacidad de carga. La boca del maletero tiene la anchura adecuada para poder meter bultos de tamaño considerable.

Llega la hora de mover el coche y a la tarea se encomienda un motor diesel TDI de 1.6 litros de 105 CV, que EFE ya ha probado en varios modelos y segmentos del consorcio Volkswagen. Sin ir más lejos, hace muy poco, en el Audi A1, un urbano de poco más de 1.100 kilogramos de peso. Ahora toca en un monovolumen compacto, de casi 400 kilogramos más. Conclusión, aunque sea sólo parcial: se mantienen las alabanzas por el comportamiento en ambos casos.

Sólo un matiz: en el Touran la prueba se ha hecho en condiciones favorables de carga, por lo que asalta una legítima duda, por desconocimiento, si esos 400 kilogramos de más no pasan factura a plena ocupación de carga y de pasaje. En condiciones normales, desde luego, el rendimiento de este motor merece un reconocimiento de notable y el subrayado de su magnífico silencio.

Aún a fuerza de insistir, el 1.6 TDI de 105 CV, que se coloca como la opción media de la gama Touran en el ciclo diesel (por debajo hay otro motor de la misma cilindrada de 90 CV y por encima los también clásicos TDI de 2.0 litros con potencias de 140 y 170 CV), presenta un comportamiento muy uniforme, con entregas de fuerza desde la parte baja y un rendimiento mejorado a partir de las 3.500 revoluciones hasta casi las 5.000.

El concepto "downsizing" imprime a este propulsor la cualidad de un consumo muy contenido. En la prueba se dejó poco más de 6,5 litros a los cien kilómetros. Es decir, queda casi parejo con el Audi A1, un coche que presume de la ligereza de sus componentes, que no están tan presentes en el Touran.

En la relación de los elementos ligados a la motricidad del coche no falta la transmisión, en este caso, manual de seis velocidades, que aprovecha francamente bien desarrollos muy largos, y que se agradecen en la conducción urbana para optimizar el gasto de carburante.

El Touran ha quedado un poco descolgado en los elementos dinámicos y sorprende porque los chasis de la familia Golf han concitado las mejores alabanzas, merecidas por su fenomenal comportamiento.

En el Touran, puede que por su altura y cierto desplazamiento del eje de gravedad, puede que también por un equipamiento inadecuado de neumáticos, o puede, para tratar de agotar todas las posibilidades, que por algún mal reglaje de la unidad probada, se ha detectado una pisada poco firme, como de cierta sensación de flotación, aunque, en todo momento, impecable el comportamiento de los trenes en la toma y salida de curvas.

Las suspensiones se han revelado como blandas y con bastante propensión al efecto rebote. La dirección, con alguna imprecisión que ha movido a muy leves correcciones de trazada. Los frenos, sí, muy bien, con una resistencia a la fatiga digna de mención y mordedura rápida. La palanca de cambios, accesible y precisa, lo mejor que se puede decir.

En los precios, al menos en los nominales, hay un desmarque de esa costumbre de Volkswagen de establecer una equidistancia entre las marcas generalistas y los premium, que la colocaban un poco en la tierra de nadie en el mercado español. En el Touran ha jugado una baza de mucho más equilibrio respecto a la competencia, con lo que el efecto marca y las sugerencias Golf causarán un efecto tirón.

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