Prueba del Ford Focus 2.0 TDCI Powershift Titanium: gama madura.

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Prueba del Ford Focus 2.0 TDCI Powershift Titanium: gama madura.

Angel Alonso - Publicado el 02/05/12

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Y por si esto no bastara está ya en rampa de salida una versión motriz ligera de gasolina, de tamaño reducido, de tres cilindros, 1.0 litros de capacidad y potencias de 100 y 125 CV, que va a romper muchos moldes y dar un paso adelante en las estrategias "downsizing", tan de moda.

Queda ahora como referente en todo lo alto, dentro del ciclo diesel, una versión ahora probada que, entre motor, transmisión y nivel de equipamiento, se configura, junto a un precio equilibrado e interesante, como una posibilidad de compra con muchos ingredientes de éxito y aprobación por parte del cliente.

Se trata del Focus 2.0 TDCI en carrocería de cinco puertas (la de más aceptación), con una potencia de 163 CV y caja de cambios de doble embrague Powershift, aliñada con el más alto nivel de equipamiento, en el que se conjugan elementos de confort con tecnológicos en una óptima simbiosis.

Para desglosar, se puede empezar por el motor, fruto de la alianza de Ford con el Grupo PSA Peugeot Citroen, una tarjeta de presentación que lo dice ya casi todo.

Se trata de una mecánica refinada y dulce en su comportamiento general, muy bien compensada en prestaciones, si bien el consumo se sube un poco por encima de lo normal, ya que en la prueba, circulando casi siempre por carretera, se quedó en casi 7,5 litros a los cien que, para un ciclo diesel, es un registro tirando a alto.

Por lo demás, el silencio, tanto en arranque en frío, como en cualquier ámbito de régimen de giro, es característica de todo momento.

Fiel al esquema de alimentación ya tradicional de la inyección directa diesel por conducto común con turbo de geometría variable e intercooler, este propulsor se repone con una inmejorable capacidad de respuesta y recuperaciones desde regímenes muy bajos y complementa los detalles de buen comportamiento con el suficiente fuelle en la circulación urbana de bajas revoluciones para no disparar el consumo de gasóleo.

El alto caballaje sugiere unas prestaciones deportivas que están ahí y a las que no es necesario llamar con intensos apretones de acelerador. Tiene el suficiente margen para jugar con una conducción más exigente a la par que divertida.

El segundo gran punto de apoyo de esta versión está en la transmisión automática, con posibilidad de uso manual secuencial, acogida a las leyes del doble embrague, un tipo de caja que ha eliminado multitud de reticencias en los usuarios sobre las complejidades de los cambios automáticos.

Para Ford, esta innovación se encuadra en la denominación propia "Powershift" y ha seguido con mucha ortodoxia las grandes ventajas que el sistema ofrece en cuanto a la suavidad y rapidez de los cambios.

Dentro de la versión del Focus probada se pueden buscar peros en elementos secundarios, como por ejemplo, el recurso que se ha buscado para operar en modo manual, con unas cejillas en el lateral del pomo, de fácil manejo, pero excesivamente camufladas.

En relación con lo dicho, falta también el apoyo de las levas junto al volante. Y no termina ahí la cosa, pues la información sobre el engranaje de marcha queda escondida en el marco frontal de información general del vehículo y se ha eludido un sistema de iluminación reflectante junto a la palanca, muy utilizado en otros modelos, que distinga visualmente la posición de marcha engranada. A este respecto son frecuentes los engranajes equivocados entre el punto muerto (N) y la reversa (R).

El comportamiento general de esta transmisión es tan agradable que al final termina escondiendo estos pequeños inconvenientes e incluso esa prima de consumo que la caja arrastra respecto a la transmisión manual y que está en un decalaje algo alto.

De los dos modos, el automático convencional es muy clásico y se conjuga con una conducción despreocupada y relajada del todo; el manual secuencial, como siempre suele suceder, deja buena parte de la discrecionalidad al estilo del conductor y se asemeja bastante a una manual convencional, salvo en la lógica ausencia de embrague.

El triángulo de originalidades se cierra con el nivel de equipamiento Titanium, sinónimo, casi, de todas las originalidades que Ford ha introducido en la nueva generación de su modelo compacto.

Por supuesto que entran en el equipamiento de serie de los automatismos propios de luces y limpiaparabrisas, además de una amplia variedad de airbag y de sistemas de control electrónico, como el de estabilidad, tracción y de ayuda de arranque en cuesta.

El primer contacto con esta realidad es el sistema de apertura automático de puertas, algo ya extendido en casi toda la oferta de modelos, lo mismo que el sistema de contacto por botón, que actúa con inusitada inmediatez.

Dentro de todas esta amalgama electrónica resulta chocante que se recurra a una palanca del freno de mano de unas grandes dimensiones y no se gane espacio en la zona con el sistema de accionamiento electrónico también extendido en muchos modelos del segmento que ocupa el Focus.

Asociados a algunos paquetes, dentro del Focus están auténticas innovaciones tecnológicas englobadas en los términos My Ford, que agrupa las innovaciones en materia de comunicación con el conductor, bien recogidas y organizadas en la pantalla táctil ubicada en el frontal; o en SYNC, un sistema de conectividad por voz o Bluetooth que se concibe como un gran avance para avisar de situaciones de emergencia.

El Focus se distingue, en sus equipamientos opcionales, por un sistema de ayuda al aparcamiento, el Active Park Assist, basado en la acción de los sensores alrededor del coche y la connivencia con el sistema de dirección asistida, que es capaz de localizar los huecos libres, medir la distancia de los mismos y ejecutar las maniobras de estacionamiento.

Tecnología a la última con gran variedad de posibilidades que se concentran en un ordenador de a bordo que encierra cierta complejidad de manejo. Sin embargo, y por contra, hay que resaltar la inteligencia con que se han distribuido los abundantes botones y dispositivos por el interior del salpicadero y en los radios del volante, de modo que su uso se hace muy familiar enseguida.

El nuevo Focus ha asumido con bastante atractivo el nuevo diseño, más anguloso que el anterior y con una aerodinámica mejorada. En definitiva, con un toque sutilmente más deportivo y juvenil.

En capacidad interior no son muy llamativas las ganancias de espacio, pero sí consignar un alto grado de comodidad en los asientos, especialmente, los delanteros, dignos de resaltar por su magnífico recogimiento.

Magnífica también, y eso ya es tradición de marca y modelo, el comportamiento dinámico que, concretamente en esta versión motriz, aliada a sus grandes dotes de estabilidad, conciben un coche para disfrutar de una conducción con multitud de registros y sensaciones, todas ellas gratificantes.

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COMENTARIOS

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1	polpin \| 28/01/2013 a las 20:02:12
	Duda: ?el sistema powershift tiene sistema de aguante en pendiente que dure mas de 3segundos??pues los coches automaticos al no tener embrague necesitan de un buen y duradero sistema de aguante en pendiente que sustituya correctamente a coches de cambio no automatico sino manuales.

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