Prueba del Renault Twizy 80.  Ampliar fotografía

Antes de empezar con la crónica de este artículo algo diferente a lo habitual, he de reconocer que llevaba tiempo esperando la posibilidad de hacerle kilómetros al Twizy. Los nuevos conceptos son siempre atractivos, pero más éste que parece abrir un nuevo abanico de opciones en un mercado ya saturado. Y lo hace con inconvenientes ya conocidos de antemano, sin que sea necesario probarlo para conocerlos; pero a la vez, nos ha descubierto una serie de bondades que nos ha hecho enamorarnos de él. Lo siento, se que un profesional no debe establecer ningún tipo de relación sentimental con sus clientes...pero ha sido inevitable.

Pongamos los puntos básicos del concepto Twizy sobre la pantalla: un cuadriciclo eléctrico que se mueve de forma exclusivamente eléctrica, mediante un motor de 5 o 17 CV (según versión) y la energía que proporciona su batería recargable a una toma de corriente convencional de 220 V. Mide apenas 2,34 metros de largo y 1,24 de ancho. Es, por tanto y con diferencia, el "coche" más pequeño del mercado. Si lo comparamos con un Smart, todo un símbolo de compacidad y originalidad, es casi 40 centímetros más corto y 30 centímetros menos ancho.

Conseguir esas dimensiones supone una gran ventaja en muchos sentidos y grandes desventajas en otros. Por ejemplo, no existe ningún tipo de maletero (ni grande ni pequeño, ¡nada!). Únicamente dos guanteras de pequeñas dimensiones a los lados del volante y un mini compartimento tras el respaldo del acompañante trasero.

Y hablando de acompañante, sí que hay la opción de viajar en compañía -aunque no lo parezca-. Los que más sorprende es la relativa comodidad de ambos pasajeros una vez acomodados en el interior del Twizy. Pero los detalles los conoceremos unas líneas más abajo.

En teoría, el último de los modelos Z.E. de Renault en llegar a Canarias (de la mano de Motor Arisa) tiene un coste eléctrico de 1 euro por cada 100 kilómetros recorridos. Es decir, una cifra que deja en evidencia los 2,5 o 3 litros de combustible que gasta un scooter tradicional o los 3,5-4 que marca un Smart en las mejores condiciones. En MotorCanario hemos hecho exhaustivas pruebas que nos arrojarán el resultado final en kW consumidos por recarga, tiempo y el precio "real".

Como estaba claro que el Twizy se iba a desenvolver perfectamente por la ciudad, empleamos el primer día de posesión del urbanita en recorrer los núcleos urbanos de Santa Cruz y La Laguna a ver de qué era realmente capaz.



Nuestra unidad era la versión 80, es decir, la más potente y que permite circular incluso por autopista. Eso sí, requiere de al menos el carné de conducir A1 (también vale el convencional de coches). Pero como hemos dicho, primero una "descarga" en recorrido urbano. La primera impresión nada más recogerlo del concesionario Motor Arisa fue de cierto recelo ante el evidente ruido que genera el conjunto de transmisión, así como la dureza de suspensión. Hay que acelerar con firmeza, pues los primeros centímetros del acelerador apenas producen reacción en el Twizy.

Pasado "el susto inicial", poco a poco vamos ganando confianza y empezamos a percibir buenas sensaciones. Por ejemplo, la excepcional visibilidad que proporciona hacia delante y los laterales, la extraordinaria facilidad de conducción o el relativo aislamiento del exterior que permite una conversación con el acompañante incluso a la velocidad máxima. Nada que ver con un scooter o ciclomotor, aunque eso sí, tampoco comparable a lo que ofrece un automóvil de cabina cerrada.

Hicimos nuestra primera recarga parcial para iniciar el recorrido urbano a plenitud de capacidad. El display, que únicamente nos muestra el nivel de la batería, la velocidad a la que circulamos y un sencillo económetro, es visible en cualquier circunstancia de luz.

El nivel de capacidad de la batería está escalado en diez porciones, con lo que se interpreta que cada una de ellas representa el 10% del total. El económetro, por su parte, cuenta con 4 escalas: tres de ellas desde el cero hacia la derecha que indican la potencia eléctrica suministrada en tiempo real (el consumo) y, en caso de deceleración, una cuarta escala hacia la izquierda del cero (recuperación de energía).

Para iniciar el recorrido, en primer lugar debemos abrir la puerta -o panel lateral- introduciendo la mano por el interior de la misma y tirando del tirador. Es decir, un gesto que puede hacer cualquier transeúnte en un momento determinado (estando estacionado, parado en un semáforo, etc). Atención: condición especial del Twizy número 1.



La puerta se abre de forma automática y suave, en un llamativo movimiento vertical que sorprende a quienes lo ven por vez primera. Una vez abierta, el espacio para acceder al interior del Twizy es más que suficiente, al menos para la plaza delantera a la que accedemos sin mayor dilación. Si quisiéramos acceder a la plaza posterior, es obligado antes adelantar el asiento del conductor y luego, una vez acomodado el acompañante en su asiente trasero, volver a retrasarlo pidiendo a éste que abra bien sus piernas para que queden a los lados del asiento delantero (lo que vulgarmente se conoce como "a horcajadas").

Una vez dentro, nada que objetar a cualquiera de las dos plazas. Delante, por la relativa anchura disponible y una cómoda posición de conducción; detrás, por no ser tan claustrofóbica como en un principio podría dar que pensar. Una sorpresa positiva aquí.

Una vez introducida la llave de arranque, debemos pisar con firmeza el freno para poder desbloquear el freno de mano, pues de lo contrario será imposible. Un gesto este último que se hace con una palanca tipo aviación debajo del volante y que exige cierta práctica para completar a la primera y sin que desde fuere piensen que estamos robando el Twizy.

Toca ahora comenzar a acelerar, una maniobra que en los primeros compases pecamos de poca presión sobre el acelerador, lo que a su vez nos permite comprobar cuánto de fácil es maniobrar a ultra baja velocidad con este Renault. Pidiéndole "salsa", alcanzamos rápidamente la velocidad de crucero en ciudad de unos 40 km/h. Se percibe un ruido, más bien zumbido, en todo el rango de velocidades, más elevado en función de la velocidad. No puede calificarse de molesto, pero está presente en la conducción. Es chocante por la práctica ausencia absoluta de ruido que se percibe desde el exterior. Es decir, todo lo contrario a un vehículo convencional.

Sin embargo, lo que sí puede llegar a ser molesto es la dureza de las suspensiones, en especial la del tren trasero. La particular configuración del Twizy ha obligado a los ingenieros a limitar hasta unos pocos centímetros el recorrido de la suspensión trasera, por lo que el tarado es muy duro. Ligeramente compensado con el más suave del delantero, lo cierto es que el pasajero trasero sufrirá con cada pequeña perturbación del asfalto, y no digamos en los cada vez más habituales socavones, "guardias muertos" y demás serie de improperios.

Afortunadamente, el conductor no sufre tanto pues se sienta casi en el centro del vehículo, así como que disfruta de un asiento algo más acolchado.

Otro de los detalles más particulares de la conducción del Twizy viene de la mano del freno. Al no contar con asistencia, es algo más duro de lo habitual. Ello provoca que en ciudad, especialmente en parado y para mantener tal situación, haya que ejercer sobre él una fuerza que puede llegara a resultar casina al cabo de unas horas subidos en él.

La dirección por su parte merece todo tipo de elogios pese a no contar tampoco con asistencia, pues es directa y precisa. Quizás donde único se echa en falta la ayuda sea en giros muy cerrados o maniobras rápidas, pues la fuerza de autocentrado es elevada.



Decir que, hoy por hoy, es imposible circular más de dos o tres kilómetros por ciudad sin que alguien te pregunte por el coche que estás conduciendo. La mayoría ya lo llama incluso por su nombre, pero su incredulidad les hace perder la vergüenza a preguntar. Mejor que antes de comprarte uno te aprendas todas sus características: te hará falta. Nunca antes, en once años de profesión y cientos de vehículos probados, habíamos tenido tal sensación de acaparar miradas allá donde fuéramos. ¡Es increíble lo que llama la atención este Twizy!

Poco a poco fuimos completando el recorrido urbano que nos llevaría a agotar casi por completo la batería, una aventura que finalmente fue más larga de lo esperado. Y es que había que comprobar cuán cerca se quedaba de los teóricos 100 kilómetros de autonomía señalados por Renault en condiciones óptimas.

Partimos desde La Laguna, como viene ya siendo habitual en nuestras pruebas de consumo desde el campo de Golf de Guamasa, para terminar nuevamente ahí. El centro urbano de La Laguna, periferia, una recorrido intenso por Santa Cruz y subida de nuevo a La Laguna. Resumiendo, partimos a una altura de 600 metros sobre el nivel del mar, nos quedamos prácticamente a cero en Santa Cruz y volvimos a subir a la cota inicial. Una dura prueba que en pocas capitales de España puede reproducirse.

En una calurosa tarde-noche de sábado, fuimos capaces de recorrer 92,4 kilómetros con una sola carga de batería y aún nos sobraba -según el ordenador de a bordo- autonomía para otros 8 kilómetros adicionales. Es decir, practicando una conducción eficiente es posible recorrer en condiciones relativamente adversas hasta 100 kilómetros con una sola carga de batería y, lo que aún es más revelador, estar tres horas y media al volante sin parar. Haga cálculos: ¿cuántas veces ha conducido más de tres horas en un solo día en ciudad?



Esa noche tocaba recarga casi completa, por lo que aprovechamos para estrenar el sistema de diagnosis recién adquirido para registrar el consumo de electricidad generado por los vehículos eléctricos: potencia instantánea, consumo acumulado, precio estimado, etc. Lo mejor es que pudimos hacerlo en el garaje de nuestra propia casa, sin mayores complicaciones que prever una toma de corriente cerca de donde se aparque el Twizy.

Al enchufarlo a la corriente, descubrimos que se arranca automáticamente un ventilador para la refrigeración del sistema de recarga y la propia batería. Registramos una sonoridad de 45 dB, un índice considerable y que aunque unitariamente no es excesivo, da que pensar qué ocurriría en un garaje comunitario con 50 o más de estos vehículos en proceso de recarga...

Lo dejamos toda la noche y a la mañana siguiente recopilaríamos los datos íntegros, que resultaron ser un tiempo total de 3 horas y 24 minutos de carga, un consumo medio de 1.821 kWh y total de 6.35 Kw. El coste por tanto de la electricidad consumida es de unos 0.92 euros (a 0.144 € el kW).

En resumen, la primera experiencia de conducción con una carga completa de batería, con relativo cuidado en la misma, ha dado un resultado de una autonomía cercana a los 100 kms y un coste por kilómetro de aproximadamente un céntimo de euro.

Ahora quedaba conocer qué ocurriría si actuábamos de forma despiadada con el acelerador, si bien siempre dentro de unas condiciones normales de conducción. Aprovechando que teníamos la carga completa y que este domingo fue de intenso calor en Canarias, decidimos que no había otra mejor forma que irnos de playa y comida; en otras palabras, disfrutar de nuestra insularidad.

Con dos personas a bordo, partimos desde La Laguna hacia la playa de las Teresitas, realizando el trayecto por autovía y a la velocidad máxima permitida por el Twizy (80 km/h) siempre que las condiciones del tráfico lo permitían. Aquí nos percibimos de algo que desde la prueba anterior ya intuíamos, y es que la capacidad de recarga propia con que cuenta el Twizy es muy limitada, si es que realmente la tiene. Me explico: recorrimos aproximadamente unos 7 kilómetros a fondo de autovía en llano, lo que hizo descender una medida en el indicador de carga de la batería. A continuación, tocaban unos 10 kilómetros de fuerte descenso y en el que el económetro nos indicó constantemente una situación de recarga. Sin embargo, no logramos en esos 10 kilómetros que volviera a subir el nivel de carga, lo que hace pensar que prácticamente no se logra beneficio significativo durante dicho proceso en el Twizy. Una lástima, pues aumentaría sensiblemente el radio de autonomía disponible.

Centrándonos en el recorrido "despiadado", llegamos hasta la Playa de Las Teresitas con un veinte por ciento consumido y un parcial de casi 28 kilómetros realizados.



Tras el pertinente baño y disfrute del sol, decidimos que nada mejor que darnos otro refrescante baño en la cercana playa de Las Gaviotas, para la que sin embargo debíamos sortear un importante repecho de montaña para acceder a ella. En concreto, debíamos ascender desde el nivel de mar de la playa a los 157 m del mirador de las Teresitas y volver a bajar al nivel del mar.



Lástima que nuestra idea de darnos un baño en la recóndita playa de Las Gaviotas se viera frustrado por las obras de acceso a la misma, lo que nos dejó a escasos metros de la misma. Pero bien pensado, nos permitió ser más exigentes con el Twizy, pues decidimos que nada mejor que seguir carretera adentro por la cordillera de Anaga hasta el último lugar de la isla accesible por esta vía: Igueste de San Andrés. Hasta allí fuimos para degustar un buen pescado fresco, lo que ya hacían en nuestro cuentakilómetros 37 unidades en condiciones de conducción nada piadosas, con dos personas a bordo y un intenso calor que en cierta medida también hace descender el rendimiento de toda batería.



De regreso al Twizy tras el almuerzo, aún nos quedaba un 60% de batería pues contábamos con una raya por encima de la mitad. Iniciamos la marcha hacia el punto de salida, La Laguna, conscientes de que lo más duro estaba por llegar, pues debíamos no sólo deshacer el descenso hasta Igueste, sino también completar el ascenso hasta La Laguna (630 m de desnivel).

Finalmente, llegamos al punto final de nuestro día de ocio con cierto sobrante en la batería, pues tras 72 kilómetros aún nos quedaba autonomía para uno 17 kilómetros según el ordenador de a bordo. ¡Prueba superada!

Queda demostrado que no es imprescindible estar en permanente alerta con el uso del acelerador para lograr una autonomía decente, sino que incluso siendo poco cuidadosos se logra un alcance suficiente, incluso para pequeñas escapadas de ocio.

El Renault Twizy no sólo nos ha dejado claro con esta prueba que es un perfecto urbanita, capaz de unir dos puntos urbanos de forma económica y práctica, sino que también permite ver un poco más allá a la hora de afrontar ciertos viajes cortos. Además, éste podrá ser disfrutado de una forma diferente a como se haría a bordo de un automóvil convencional, en contacto más directo con la naturaleza y, si me lo permite, de forma más desenfadada.

COMENTARIOS   Aporta tu comentario 1    |    22/05/2012 a las 23:09:39 Ya he recorrido unos 450km con mi Twizy Technic, y sólo quiro añadir que tiene un reprise sorprendente. 2 acalimici   |    29/06/2012 a las 21:53:19 Con los sistemas de carga de batería solar, como el utilizado para los celulares, mi pregunta es ¿seria posible hacer un sistema de recarga , a fin de lograr abastecerse de electricidad en un lugar donde no haya puntos de luz eléctrica, como soporte auxiliar? 3 Impresionado   |    17/08/2012 a las 0:03:38 Pues siendo respetuoso diria simplemente que se "HAN PASADO", con el rendimiento y su autonomía, vamos a no ser que les tocara una bateria fuera de los rendimientos normales ya que de las pruebas que han comentado y ademas de la última con dos ocupantes.......como que me entra una risa.....ojala fuera tan "estupenda" su autonomía, pero vamos no se acerca a esos 100km con nuestra orografía, y ya digo menos con 2 personas,me parece que no son rigurosos para nada, ¿quien paga la revista? 4 impresionado   |    23/08/2012 a las 11:06:45 Para ir dando datos "REALES" de la autonomia le estimo y afirmo que ahorrando mucho mucho unos 65 a 70km....pero vamos apuraditos como decimos por aquí........ APORTAR TU COMENTARIO Agradecemos que nos des tu punto de vista a cerca de este tema. Te rogamos, eso sí que seas respetuoso en todo momento tanto con quienes te leerán como con este sitio. Ten en cuenta que tu comentario deberá ser validado para su publicación y que podrá ser censurado por el administrador en cualquier momento. Escribe aquí tu comentario: Apodo: